antroposcopio

Oteando ideas, actitudes y comportamientos

Categoría: Obligados (página 1 de 5)

Los tuitstars toman el congreso

Estoy muy contento de no tener que fumarme el «debate de investidura» a través de Twitter. A golpe de eslogan. De enterarme de las cosas al día siguiente con reposo y desde distintas ópticas. Lo que esperaba leer es que se produjo un debate más o menos teatralizado en torno a las propuestas del acuerdo entre PSOE y C’s y por qué cada punto es moral/inmoral, util/inútil, viable/inviable, prioritario/no prioritario. Pero no, al parecer sólo hubo teatralizacion. Cuando pensábamos que la TV había muerto, ahora los debates de investidura y los mítines no están diseñados para ser retransmitidos en 5 minutos de entrada en el telediario, sino para ser retransmitidos, máximo en 140 caracteres, en timelines fuertemente endogámicos. Nada de matices, honestidad, generosidad y voluntad de construir un país mejor, sino única y desgraciadamente para quienes nos gusta el arte de debatir, de convencer y ser convencido, pura escenificación. No hubo debate de investidura, hubo congreso de tuitstars. Política de la adhesión.

Europa de la Razón

«Aspiramos a una Europa de la Razón[…]»

Manifiesto DiEM25

Nunca un manifiesto ha propuesto algo tan radicalmente obvio y, a la vez, revolucionario, como defender, por encima de naciones, etnias, idiomas e intereses, una Europa de la Razón como primer principio declarativo. Una Europa de la Razón es, en realidad, un pleonasmo, una redundancia. Cuando pensábamos que habíamos construido una Utopía, ésta se convirtió en Leviathan. Sin embargo, no tengo yo tan claro que los compañeros de viaje de Varoufakis patrios compartan el concepto DiEM25 de lo que Europa significa. Nacionalismo y Europa son antagónicos porque Nacionalismo es exactamente lo contrario de Razón. Lo étnico, lo local y lo rural, tan de moda en estas latitudes, serán compatibles con Europa sólo cuando se desprovean de su mística y, sobre todo, de su voluntad de ser sujetos políticos esenciales. Sólo cuando busquen lo compartido, lo común o lo complementario en la confederación de localismos europeos y renuncien a ser volk .

Pero no aspiramos a una Europa de la Razón únicamente. Aspiramos a que Europa se convierta en nuestra comunidad política de referencia. Aspiramos a muchas cosas, pero en estos momentos, absolutamente deprimentes de niños de la guerra en pateras náufragas, yo aspiro a acoger, a integrar, a ayudar y a compartir una idea. La idea de que vivir dónde vivo es un orgullo, no porque me reconozca entre iguales, sino porque ahí contribuyo a construir la obra política más difícil, más plural, más acogedora y más basada en la Razón: una Utopía llamada Europa.

 

Aspiramos a una Europa de la Razón, la Libertad, la Tolerancia y la Imaginación que será posible mediante una Transparencia integral, una Solidaridad real y una Democracia auténtica.
Aspiramos a:
• Una Europa Democrática en la que la autoridad política emane de los pueblos soberanos de Europa.
• Una Europa Transparente en la que todas las decisiones se tomen ante la atenta mirada de los ciudadanos.
• Una Europa Unida cuyos ciudadanos tengan tanto en común entre las naciones como dentro de ellas.
• Una Europa Realista que adopte la tarea de emprender reformas democráticas radicales, pero factibles
• Una Europa Descentralizada que utilice el poder central para maximizar la democracia en el lugar de trabajo,  en los pueblos, en las ciudades, en las regiones y en los Estados.
• Una Europa Plural de regiones, etnias, creencias, naciones, lenguas y culturas.
• Una Europa Igualitaria que celebre la diferencia y termine con la discriminación basada en el género, la raza, la clase social o la orientación sexual.
• Una Europa Cultural que aproveche la diversidad cultural y que celebre no solo su patrimonio de valor incalculable, sino también el trabajo de poetas, escritores, músicos y artistas disidentes de toda Europa.
• Una Europa Social que reconozca que la libertad requiere no solo la ausencia de interferencias, sino que también necesita bienes básicos que hagan que todos estén libres de carencias y de explotación.
• Una Europa Productiva que dirija la inversión en aras de una prosperidad ecológica y compartida.
• Una Europa Sostenible que viva de los recursos que ofrece el planeta, minimizando el impacto medioambiental y dejando todos los combustibles fósiles que sea posible dentro de la tierra.
• Una Europa Ecológica comprometida con una verdadera transición verde en todo el mundo
• Una Europa Creativa que fomente la capacidad innovadora y la imaginación de sus ciudadanos.
• Una Europa Tecnológica que ponga las nuevas tecnologías al servicio de la solidaridad.
• Una Europa consciente de su Historia que luche por un futuro mejor sin ocultar su pasado.
• Una Europa Internacionalista que trate a los no europeos como un fin en sí mismos.
• Una Europa Pacífica que reduzca la tensión en su parte oriental y en el Mediterráneo, actuando como baluarte contra los sectores militaristas y expansionistas.
• Una Europa Abierta llena de ideas, gente e inspiración de todas partes del mundo, que reconozca a las vallas y las fronteras como signos de debilidad que difunden inseguridad en nombre de la seguridad.
• Una Europa Liberada donde desaparezcan los privilegios, los prejuicios, las privaciones y las amenazas de violencia. Que los europeos nazcan con menos estereotipos, que tengan las mismas oportunidades para desarrollar todo su potencial y sean libres de elegir a sus compañeros en la vida, el trabajo y la sociedad.

Vida digital post-Twitter

Hace unos días que, como propósito de Año Nuevo dejé Twitter. Hay muchas razones, pero la más importante es que, creo (y ojalá me equivoque) que Twitter ha barrido todos los lugares dónde se daban conversaciones interesantes de una forma adecuada. Al menos en mi caso Twitter fue la razón por la cual dejé de pasarme por los blogs. Sin embargo dejar Twitter fue la guinda de un proceso largo de cambio drástico de mi vida digital. Cambio por varias razones…como reto técnico (para un profano absoluto del código) pero, sobre todo, para que mi interacción digital con otros no sea lo efímera que era en Twitter. Por si pudiera servir de ejemplo a alguien la reorganización consistió en:

  1. Comprar un espacio web y tres dominios: antroposcopio.com, cienciahacker.club, neuroimmunology.club
  2. Crear un sitio principal (querolus.org) a modo de agregador automático.
  3. En el sitio principal se publicarán:
    1. Las entradas de todos mis blogs
    2. Un resumen semanal de todas las lecturas que haya considerado interesantes durante la semana
    3. Los abstracts de mis publicaciones científicas a medida que vayan apareciendo en PubMed
  4. Por otro lado el sitio principal tiene:
    1. Mi archivo histórico de Twitter (daba pena perderlo aunque no sirva para nada)
    2. Mi tesis doctoral
    3. Un feed con todas las lecturas que leo cada día (el RSS de todos los blogs que sigo en InoReader)
    4. Un feed con las lecturas que he considerado interesantes a lo largo de la semana.
    5. Un feed con todas las alertas científicas que recibo para estar al dia de lo que pasa en los campos a los que me dedico
  5. Crear una libreta de laboratorio electrónica dentro del sitio principal (lab.querolus.org)
  6. Crear tantos sitios secundarios como blogs tengo y asignarles los dominios correspondientes
    1. antroposcopio.querolus.org (antroposcopio.com)
    2. cienciahacker.querolus.org (cienciahacker.club)
    3. neuroimmunology.querolus.org (neuroimmunology.club)
    4. selfie.querolus.org (sustituye a querolus.wordpress.com)
  7. Reconvertir mi sitio más activo (antroposcopio.com) en un centralizador de mis opiniones y de las lecturas que lo alimentan. Se publicarán posts más frecuentes con ideas menores o en proceso o con chorradas que se me ocurran (hará de Twitter), posts largos como siempre y posts automáticos con las lecturas de la semana
  8. Reconvertir La Ciencia Hacker en el Club de Ciencia Hacker, sumando un feed para compartir enlaces sobre ciencia hacker (abierta, open access, biohackers…) y un foro de discusión en el que, además, puedan intercambiarse papers para aquellos que no dispongan de accesos institucionales a las revistas de pago.
  9. Reconvertir NeuroImmunology en el NeuroImmunology Club, con un «Paper Club» que es un feed de publicaciones de PubMed interesantes sobre NeuroInmunología y con un foro de discusión sobre temas neuroinmunológicos.

Todo ello pretende cumplir varias funciones, pero la principal es centralizar mi actividad digital de tal forma que pueda recuperar enlaces, posts, conversaciones, etc, con más facilidad de lo que podía hasta ahora. Por otro lado, lógicamente, pretendo escribir más y si, además, se genera alguna comunidad conversacional alrededor de alguno de los antiguos blogs, pues perfecto.

Finalmente, nada de lo anterior es posible sin la maravilla procomunal que son RSS, WordPress y todos los que hacen plugins excelentes e Inoreader…

Bien, pues que empiece la conversación.

Efecto Twitter

Siguiendo el hilo del anterior post, que ha generado cierto desdén (esperable) tanto en Twitter como en Menéame, éste es el efecto que Twitter (entré en 2011) ha tenido en mi uso del blog principal  (tengo otros 3 secundarios, la imagen es similar). Invito a que otros hagan lo mismo, a ver qué sale.

efecto twitter

 

#TwitterOFF

En Mayo de 2011 me fui de Facebook. Hace una eternidad y sin embargo tengo la sensación de que allí pasé una eternidad. No he tenido ni la más remota sensación de estar al margen de lo que sucede, de haber dejado de contactar con amigos, de no saber qué hace la gente en su tiempo libre, de haberme perdido algunas conversaciones o eventos… Porque, en realidad, la interacción es nula, porque no son amigos, no son relaciones, no son eventos, no son conversaciones… Lo que sucede en Facebook, cómo lo que sucede en Las Vegas, queda en Facebook. No cuenta en la vida real.

Salí de Facebook y me metí en Twitter. Eso era otro rollo. Ahí podías seguir a gente super interesante de primera mano, sin que te aceptaran, sin pedir permiso. Gente de la que eras fan, gente divertida…Mejor dicho, avatares de gente interesante, avatares de gente admirable, avatares de gente divertida….

Ahora me voy de Twitter. El detonante final de la decisión, igual que en Facebook, un enlace descontextualizado y una apelación («¿Qué os parece?») sin esfuerzo de matización, contextualización, réplica o contraréplica en un grupo de amigos de WhatsApp (la argumentación que sigue es igualmente válida para WhatsApp pero éste sirve para otras cosas). Las razones de irme son diversas, ninguna original y todas muy similares a las razones que me sacaron de Facebook. Podrían resumirse en que Twitter es un sumidero de tiempo colosal. Sin embargo hay algunos matices ya que Twitter, para algunas cosas, es sustancialmente peor que Facebook por una razón: mientras Facebook se utiliza para fines eminentemente de ocio, cotilleo, relaciones personales entre gente ya conocida de antemano, Twitter se utiliza como herramienta política y  divulgativa.Twitter es la herramienta que utilizan el activismo, la ciencia, la política y el «pensamiento» para convencer.

A mi también me convenció la idea. Llegué a pensar que ese nivel de relación, distribuido, con igualdad de oportunidad de mencionar a tu amigo del alma o a el POTUS, había cambiado para siempre la comunicación. Ya no habría «broadcasting» sino horizontalidad. Nada más lejos. La revolución no será tuiteada y, lo que es peor, lo que se tuitee jamás llegará a revolución. Un revolución (que se lo pregunten al independentismo) es algo sólido, algo que genera cambios reales en vidas reales. Una revolución, por tanto, requiere de amplios consensos, requiere de una conversación previa para asentarlos, requiere de matices, de inclusividad, de concesiones…requiere de algo más que la suma de vocecitas en 140 caracteres. Pero no sólo eso… la idea, como yo mismo tuve, de que Twitter es, en sí, una herramienta de la revolución pendiente, no es sólo incorrecta: es un oximorón. Desde el sofá no hay revolución. No, en el mundo no #ensmiren por el hecho de que consigamos un trending topic.  Al contrario, el hecho de que pensemos que conseguir visibilizar una reivindicación a través de twitter es, en sí, un logro, hace que olvidemos que el logro es el logro y salir en manifestación sin tener, siquiera, que llevar paraguas, es una cosa bien distinta. La manifestación, presencial en la calle, como su equivalente cibernético (como la colecta del Domund, como la firma de manifiestos, como la bandera en la ventana…) son, de hecho, las herramientas más potentes de desactivación de voluntades. Pura cultura de la adhesión. De la misma manera que ver la bandera del vecino en la ventana no convence e, incluso, genera rechazo abierto, está por nacer aquel a quien una discusión en Twitter le haya convencido de algo.

duty_calls

Tampoco sirve Twitter de gestor de enlaces y recomendaciones que es como algunos lo venden. No entraré en detalles, pero para eso, incluyendo la posibilidad de hacer diarios enteros dedicados a un tema, hay una cosa llamada enlace RSS que le da cientos de miles de vueltas a Twitter. No sólo eso, sino que en Twitter no se encuentran enlaces interesantes sino que los enlaces vienen impuestos desde el timeline. En Twitter no se gestionan enlaces interesantes a los que has llegado por una búsqueda activa con un propósito sino que únicamente se asigna relevancia a enlaces que vienen ya impuestos, en la mayoria de los casos desde medios convencionales, desde aparatos de «broadcasting» tradicional. Al final, cómo siempre habrá algo interesante que leer impuesto desde el timeline, la búsqueda propia, el descubrimiento o la reflexión independiente no se producen nunca. No en vano Twitter congenia a la perfección con la televisión tradicional, con sus tiempos y formas, especialmente en aquellos programas supuestamente activistas. Es decir, las lecturas que se producen son exactamente igual de pasivas que en la TV tradicional, el discurso sigue los tiempos de los mass media de forma irremediable y el papel del usuario es de mero repetidor de los mensajes emitidos desde las cuenta que generan la mayor parte del tráfico de Twitter. En definitiva, desde el punto de vista informativo, una herramienta brutalmente homogeneizadora del discurso, al mismo nivel de los mass media tradicionales con los que se complementa a la perfección, pero que aporta la falsa sensación de estar aportando algo a la comunidad.

Twitter sólo tienen un sentido útil: el rito, la comunión, la puesta en escena de sentimientos comunes. Sin embargo, lo que ahí sucede, para ser real, para ser verdadero, ha de acompañarse de hacer cosas, algo mucho más costoso, humilde, difícil y parcial pero que tambien, cuando es con otros, puede ser rito y comunión y, a la vez, proporciona sensación de relevancia. Hacer no parece muy revolucionario y sin embargo lo es. Poner pequeñas piezas: cambiar de banco, de compañia eléctrica, pagar con IVA, escribir, afiliarse, hacer voluntariado, ofrecer la casa o las habilidades, usar cada compra como acto político y, ojo, conversar.

Hemos llegado al meollo y la situación política actual me viene al pelo ya que es en Twitter dónde la perversión dela conversación se ve con mayor nitidez. Hay quien lo ha escrito mucho mejor pero se puede resumir en que conversar es un acto que requiere esfuerzo. Conversar es un  acto, como bien dice la brillante campaña de El País, exclusivamente humano:

Y no porque lo sea el acto de conversar (llamar la atención, «piar», como en Twitter, es algo que hacen casi todos los animales, algunos de forma muy similar a los humanos), sino porque conversar es mucho más que «comunicar», que llamar la atención «piando». Conversar es empatizar, es ponerse en el lugar del otro. Conversar es escuchar, dejar de lado la tentación evangelizadora, tan proclive al totalitarismo. Conversar, dentro de unos principios universales, no tiene líneas rojas, no tiene a prioris y es la única herramienta capaz de generar consensos amplios que sirvan de base sólida de progreso. Que sirvan para construir, aunque sea paso a paso, pieza a pieza, rama a rama, como en cualquier acto derivado de la razón.

tree

Conversar, por tanto, es exactamente lo contrario de lo que sucede en Twitter. En Twitter sucede el diálogo de besugos. ¿Quién no se ha visto envuelto en hilos de conversación de estos en los que te asalta una pereza enorme tener que explicar por qué dices eso, de dónde viene, cuales son las fuentes, que lo que dices tiene una base argumental, buena fe y un contexto? Como Quim Brugué decía un día de estos…

Y digo que me viene bien la situación política porque conversar, conversar largo y tendido, con tiempo para pensar, para documentarse, para leer entre líneas, conversar con ánimo de llegar a construir algo duradero, con vocación de universalización pero sin tentaciones evangelizadoras, conversar intentando convencer pero sin desprecio, sin posicionamiento cerrado, conversar sin que se exija adhesión o escarnio, sin que la discrepancia sea la línea roja sino el punto de partida, sin que lo común sea reivindicado sino compartido, señalado y celebrado es, exactamente lo contrario de lo que ha sucedido en las últimas campañas políticas, hechas a medida de Twitter pero con formato televisivo, dirigidas desde dónde siempre y con resultado final de «a ver quién es el guapo que da el primer paso en mostrarse generoso«.

Dejo Twitter para intentar conversar más. Antes lo hacía. Lo hacía porque había gente que escribía. Había gente inteligente que pensaba en voz alta con posibilidad de borrar y editar, de reescribir y repensar. Y esa gente, que en algunos casos está bastante en Twitter, ya no lo hace (o no tanto).  Antes conversábamos en MedOviedo, lo hacíamos en 20000 caligrafías, en Versvs, en Médico Crítico, en Las Indias, aquí mismo… Y esa gente, que en algunos casos ha ganado notoriedad tuitera (irrelevancia que satisface momentáneamente), debería volver a escribir. Porque de esas conversaciones se derivan cosas reales, proyectos necesarios que Facebook y Twitter truncaron porque lo fácil y aparentemente igual de útil, era meterse en Twitter a «conversar», a convencer, a predicar. A mencionar y retuitear. Sin darse cuenta de que la insoportable levedad de Twitter hacía volar la necesaria, costosa, esforzada y duradera gravedad del conversar. Como dice Santiago Alba Rico en este programa imprescindible de Carne Cruda: cambiar consumo por trabajo, cambiar el tiempo de la narración por el de la digestión. Ser partícipe de algo que, como tener un hijo, requiera más dedicación, más compromiso, más generosidad, más esfuerzo…

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El tiempo dirá si, a la larga, dejar Twitter conlleva o no ser participe de una conversación más dedicada que, a la larga, cómo todas las cosas que requieren esfuerzo, desde publicar un artículo científico a hacerse autónomo, genere mayor y mejor sensación del paso útil del tiempo. Mayor y mejor sensación de vivir. En Twitter eso no es ya así (y nunca lo fue) y no vale para otra cosa que no sea confundir. Así que, que comience la conversación que lleva aparejada un hacer, un compromiso, un tejer, para que acabemos construyendo las catacumbas a las que se refiere Carla, personaje de una historia que ya podría escribirse como crónica y no cómo novela. Personaje que teje y hace. Que conversa y hace y asume que hacer, para que sea revolucionario, ha de ser a escondidas del foco, sin trendings. Que asume que ha de ser poco a poco y que, a veces, el compromiso llega a ser tal que exige la propia vida, el tiempo propio (más tiempo propio), cómo fianza:

Si empezásemos a construirlo todo, las comunidades, las cooperativas, las okupaciones, las expropiedades, las redes, las nuevas relaciones, si fuésemos mutando, tal vez la guerra luego no tendría que ser cruenta ni larga ni dejar todo devastado, a lo mejor sería sólo el avance de quienes han sabido cultivar y mantener cada tramo ganado al mar. Si lográsemos que desertaran de sus ejércitos, de sus comisarías, de sus cajas fuertes. O si fuéramos tantos que vencernos significara arrasar el país por completo, cada una de sus calles. Si lográsemos construir catacumbas de superficie pero no imaginarias sino reales, calles superpuestas a las calles, como hay pistas de baile sobre los descampados.

El comité de la noche, Belén Gopegui

Para ser tantos en la misma dirección, en el mismo sentido, cada uno ha de dedicar mucho a poco. No mucho a todo. Así que, manos a la obra.

#TwitterOFF

Por una Post-PostAntiPsiquiatria, o Psiquiatría a secas…

Seguramente me estaré metiendo dónde no me llaman, pero hace tiempo que vengo dándole vueltas a la profunda ideologización que, en mi opinión, sufre la Psiquiatría. Por un lado quería organizar mis ideas y, por otro, tratar de contrarrestar algunos argumentos que se reiteran desde varios ámbitos de mi entorno académico, personal y cibernético. Intentaré concretar mis posiciones que, como se puede ya intuir, no congenian mucho con las de algunos de mis interlocutores habituales sobre el tema. Para empezar con los disclosures, no soy Psiquiatra sino neurólogo y hago ciencia, biomédica, de pipeta, reactivos y cultivos en el ámbito de la neuroinmunología. Estoy suficientemente interesado en la psiquiatría como para sentirme relativamente actualizado y suficientemente lejos como para no participar de sus dinámicas (que no siempre son las de la medicina convencional, neurología incluida). Veo a diario pacientes con otras enfermedades con síntomas psiquiátricos debidos a esas enfermedades y veo a diario pacientes con síntomas psiquiátricos co-mórbidos y no relacionados con las enfermedades que trato.

El punto de partida es una simple observación personal: no conozco ningún psiquiatra de mi entorno que haga ciencia básica. Los pisquiatras de mi centro son lo más cercano a ello pero, a pesar de su perspectiva biologicista, están centrados en la terapéutica y, sobre todo, en la imagen. El desencadenante de este post, una sesión reciente presentada en mi servicio, por parte del servicio de Psiquiatría, sobre aspectos neurodegenerativos en las enfermedades psiquiátricas.

En dicha sesión se plantearon muchas cuestiones interesantes, pero hubo un momento curioso. En una pregunta a la presentadora, hice una aseveración que causó mucha sorpresa e hilaridad: «Pues yo creo que los psiquiatras tenéis pocas categorías diagnósticas». Todos los que hayáis llegado hasta aquí os habréis dado cuenta de que en la narrativa standard de las corrientes psiquiátricas críticas (luego nos dejaremos llevar por las corrientes) y no sin cierto oportunismo, uno de los principales motivos de rechazo del manual DSM-V, la biblia de los diagnósticos psiquiátricos, es su meticulosidad diagnóstica. El DSM incluye la categorización como enfermedad de respuestas adaptativas a los problemas de la vida diaria (como el duelo) o la patologización de personalidades o reacciones que podrían considerarse dentro del espectro de variabilidad normal, siempre y cuando no entendamos por normal «varón, blanco, anglosajón, académico, bien posicionado, encargado de decidir quien tiene o no una enfermedad». No puedo estar más de acuerdo con (algunas de) las críticas y, en particular, con esos dos aspectos.

Entonces, ¿por qué digo que faltan categorias diagnósticas?. Vayamos a la raíz del problema. El problema único y exclusivo es que los diagnósticos, tanto los que generan rechazo como los que generan más consenso está basados en la semiología, es decir, en el conjunto de síntomas y signos que hacen (relativamente) homogéneo un cuadro clínico y, por tanto, clasificable bajo un espectro. Esto tampoco sería especialmente grave si en la psiquiatría hubiera «signos», detalles semiológicos objetivables en una exploración física (como, por ejemplo, la ausencia de reflejos o los crepitantes bibasales). Es decir, la clasificación de las enfermedades psiquiátricas se realiza casi exclusivamente en función de los síntomas, de lo que el paciente refiere. Por poner un ejemplo burdo: es como si el manual de diagnóstico endocrinológico clasificara las enfermedades endocrinológicas por la presencia o ausencia de sed. No importa que el diagnóstico real fuera una potomanía, un tumor hipofisario, una diabetes autoimune o la reacción normal después de practicar un deporte extenuante… No, en el hipotético manual constaría: SED. Y se trataría con agua. Una manifestación de una enfermedad psiquiátrica, un tumor, una enfermedad autoinmune o una respuesta fisiológica se tratarían con agua. Donde realmente quiero llegar es a la absoluta falta de marcadores diagnósticos objetivos, de clase alguna, ni biológicos, ni de imagen, la relativa ausencia de esfuerzos sistemáticos por lograr esos marcadores y, lo que es peor, dado el fracaso hasta la fecha en tal empresa, la eventual negación del papel central de lo biológico en la aparición de enfermedad psiquiátrica. Hasta el punto que desde los editoriales de la disciplina hermana, se les tenga que llamar a los psiquiatras al orden un poco…¿Qué puede llevar a un neurólogo científico editorialista a entrar al trapo y llegar a decir que la discusión sobre el DSM-V llega a ser «embarrasingly nasty»? Mejor dicho, ¿qué lleva a que un debate, teóricamente científico, se encone de tal manera? Que, en realidad, no es (sólo) un debate científico. Es un debate ideológico. La ideología aporta un marco de principios a priori desde el que solucionar problemas de la vida real, allá dónde la ciencia no llega, con acciones concretas lógicas, técnicas y económicas  idealmente juzgadas únicamente en base a la convergencia de los resultados obtenidos con los esperables según el marco a priori. Pero eso no es válido para la ciencia en ningún caso. Y cualquier disciplina que pretenda serlo (ciencia), y espero que la Psiquiatría lo pretenda (no lo intentaré con la historia o el periodismo), debe huir, como de la peste, de esa tentación ideologizante. Nadie, de ninguna otra disciplina médica, aceptaría, bajo ningún concepto, la incorporación de un método diagnóstico o de un tratamiento en el proceder normal de una enfermedad sin ceñirse exclusivamente a que ese diagnóstico o tratamiento venga avalado por unos estudios. No es objetivo de este post entrar en si hay mala ciencia y mala farma, que las hay, vaya que si las hay. De lo que hablamos es de aceptar como perfectamente normal, casi de forma standard, que el diagnóstico sea opinable. De aceptar como algo casi consustancial a la disciplina que haya corrientes, escuelas, identificaciones políticas, referentes ideológicos… Me gustaría ver la cara de incredulidad de algún físico al oir hablar a algunos psiquiatras…

Pero volvamos al carril…¿por qué pienso que faltan categorías diagnósticas?. Teniendo en cuenta que la ausencia de marcadores diagnósticos objetivos es general en la psiquiatría, el pollo ya está montado. En el momento en que el diagnóstico sea opinable todo lo que venga detrás está viciado. Porque, ojo, para incluir pacientes en los estudios los incluimos en base a categorías semánticas discretas (tiene o no tiene esquizofrenia). Y como hemos quedado que dichas categorías se organizan en base a unos síntomas poco objetivables, pues la ciencia que salga de ahí será ciencia con muchísimos defectos. Alguno dirá… menuda gilipollez, yo se diagnosticar perfectamente  a un esquizofrénico. No, campeón, tú sabes reconocer síntomas incorporados convencionalmente a la categoría semántica esquizofrenia. Una de las ventajas de la neurología es que es hermana de la psiquiatría y ya ha pasado por lo que está pasando ella. Los neurólogos, cuyos diagnósticos durante mucho tiempo (todavía hoy), se basaban en la semiología, pudieron ir comprobando en un azote de humildad, cómo las pruebas, la anatomía patológica, las necropsias, les quitaban la razón muchísimas veces. No os podéis imaginar la cantidad que hay de crisis epilépticas facticias o conversivas, la cantidad de demencias vasculares diagnosticadas de Enfermedad de Alzheimer, la cantidad de temblores esenciales diagnosticados de Enfermedad de Parkinson, la cantidad de crisis parciales diagnosticadas de ictus… la cantidad de errores diagnósticos que las pruebas han sacado a la luz. Y, aún con pruebas, algunos errores existen… Qué pasará sin ellas, sin sistematización. Si hay médicos que han tenido que, literalmente, probar el pis de la gente para saber si aquella sed  de la que hablábamos era una diabetes insípida o una diabetes mellitus, ¿qué hace pensar a los psiquiatras que la explicación de sus pacientes de sus delirios y alucinaciones auditivas es mejor que las descripciones que hacían los pacientes de su sed en aquel entonces?¿ Como llegan a la conclusión de que eso les va a guiar decididamente en el camino hacia el diagnóstico, que es el camino a la causa y al tratamiento, sin bajar a la arena y probar el pis de sus pacientes?

Y seguimos con la tesis… la homogeneidad de la esquizofrenia, del trastorno bipolar o del trastorno obsesivo compulsivo, por poner algunos ejemplos, es, métanselo en la cabeza, UNA ILUSIÓN. ¿Que, cómo lo se?. Hace un tiempo unos señores le pusieron a una enfermedad en la que los pies y manos estaban débiles o tenían deformidades, el nombre de Charcot–Marie-Tooth. Era una sóla enfermedad y miren en qué se ha convertido esa homogénea enfermedad. Hubo otro tiempo en que había una cosa llamada diabetes mellitus (esto ya era después de haber probado el pis), ahora no parece que sea tan fácil (más allá de los dos subtipos clásicos). Hubo otro tiempo en que había algo llamado epilepsia, miren en qué follón se ha convertido. En otro tiempo hubo una enfermedad súper-específica llamada distrofia de cinturas. Fíjense cómo era de específica. Y algunos pensarán, claro, es que pasa lo mismo que en el DSM-V. Y yo les digo, no. Pasa exactamente lo contrario. De unos diagnósticos genéricos basados en la semiología (pongan aquí esquizofrenia), la irrupción de la clasificación minuciosa (los neurólogos parecen coleccionistas de mariposas), de las pruebas complementarias, de la genética y del conocimiento de la fisiopatología, han llevado a que se descubra una plétora de causas diversas para el mismo síndrome. Hasta el punto de que, a veces, lo que era una enfermedad psiquiátrica como la epilepsia (todavía hay quien así lo considera) hoy tiene causas autoinmunes, genéticas, tóxicas, vasculares, metabólicas, degenerativas, traumáticas… Imagínense que meten en un Genome Wide Association Study a todos los pacientes que tienen el diagnóstico semiológico de epilepsia. ¿Qué pasaría? Que no saldría nada (o casi nada), como pasa en la esquizofrenia. Pero el lost in diagnosis no es el único problema de la psiquiatría. El fundamental es, en mi opinión, como decía arriba, el lost in science. No me refiero con esto a toda la psiquiatría. Me refiero a una gran parte de la psiquiatría, especialmente de mi entorno, pero, obviamente, cada vez hay más gente dedicada a combatir eso.

Y vamos al meollo… Entre los psiquiatras está sorprendentemente arraigada la noción de que, en realidad, la biología no tiene un papel fundamental en las enfermedades psiquiátricas. Peor: Algunos niegan la existencia de enfermedades psiquiátricas. Eso es muy curioso por dos razones: La primera porque si nos ceñimos al concepto convencional de «enfermedad», cualquiera que haya visto SUFRIR  a un depresivo melancólico, a un esquizofrénico o un TOC, reconocerá que eso son enfermedades. La segunda es que, si aceptamos que son enfermedades, y negamos su origen biológico, es aceptar, en pleno siglo XXI, el dualismo cartesiano (en qué tesituras nos encontramos todavía). Si no existe un alma fuera del cuerpo, no se entiende cómo el cerebro (del que emanan todas las funciones complejas sociales, conductuales y emocionales) pueda ser el único órgano que no enferma. Si otras funciones superiores, radicalmente fundamentadas en el cerebro y impresionantemente moduladas por el ambiente como el lenguaje, desaparecen al enfermar el cerebro, ¿cómo explicamos que no suceda con otras funciones superiores?.  Yo lo veo más de esta manera… dado que yo, con mis ojitos, no puedo ver el CO2 de la atmósfera, eso quiere decir que sí, que hay cambio climático, pero el CO2 no es la causa. Las herramientas, amigos, son muy importantes (además de los diagnósticos). Porque, cuando uno ve que la esquizofrenia tiene una heredabilidad del 81% mientras una enfermedad, absolutamente «biológica» como el infarto de miocardio no llega al 30-50%, pues da que pensar. Algunos dirán, oye, pero si has dicho antes que en los GWAS de la esquizofrenia (he cogido este ejemplo y ya no lo suelto) ¡no sale nada!. Bueno, porque el no ver nada no sólo puede pasar cuando no hay nada, sino cuando no miras bien (que se lo digan a nuestras madres). Eso depende de tus herramientas… Si tú descartas que la genética pueda jugar un rol en una enfermedad con una heredabilidad del 80% porque las odds ratio de los GWAS son ridículas es que no tienes ni la más remota idea de ciencia. Y ahí es donde está el problema. Los GWAS miran variantes comunes, polimofismos o SNPs. ¿Qué pasa si miras variantes raras?. Pues que el Nature de esta semana te dice, en dos artículos, que muchas mutaciones claramente disruptivas (y no pocas con poca influencia), que además afectan particularmente a redes sinápticas, pueden jugar un papel importante en la esquizofrenia. Explicado más llanamente. ¿Qué pasaría si en una enfermedad decididamente hereditaria, monogénica, mendeliana, como el Charcot-Marie-Tooth que hemos visto antes hiciéramos un GWAS? Pues que no saldría nada…o, perdón, quizá saldría que las odds ratio de cada gen encontrado son muy bajas. ¿Por qué, si es hereditaria?. Porque Charcot-Marie-Tooth es una categoría semántica, no patológica, que incluye en su interior, decenas de enfermedades diferentes causadas por mutaciones diferentes. Si tú buscas la «causa» (luego iremos a ese concepto abstracto) del Charcot-Marie-Tooth, lo que encuentras es nada, porque a la naturaleza, si le preguntas por un concepto semántico que tú, gracias a tus percepciones, sentidos y bagaje ideológico, te has inventado, te responde que manzanas traigo…que le preguntes algo en su idioma y que traigas un traductor que entienda. Que te preguntes por qué tanta heredabilidad perdida.

Y sigamos profundizando… dentro del Charcot-Marie-Tooth no todo es lo mismo, claro que no, el gen más frecuente es el PMP22 que se presenta con un fenotipo, pero hay otros genes con fenotipos diversos, mas o menos parecidos, causados por decenas de genes. Pero hay algo aún más interesante y que me gusta como «metáfora». Dependiendo de cómo sea la mutación, un defecto en el PMP22 se puede manifestar como Charcot o como susceptibilidad a las parálisis por presión. Desde el punto de vista semiológico, cosas casi en las antípodas. Desde el punto de vista patogénico, misma enfermedad. Un gen con una función concreta y poco glamourosa que disfunciona y que, según como sea el daño en él, se manifiesta de forma radicalmente diversa. Con un matiz… es un gen que en uno de sus fenotipos, para que éste se manifieste, requiere de un factor ambiental necesario. En la susceptibilidad a las parálisis por presión hay un factor externo precipitante, la presión, el golpe, la compresión del nervio. La gente no tiene un pie débil habitualmente por cruzar las piernas un rato largo. Esta gente sí. Y esa susceptibilidad, aparentemente relacionada con un factor ambiental, tiene una base genética, hereditaria, monogénica, mendeliana (autosómica dominante, para ser exactos). Supongo que ya sabéis dónde quiero llegar.

En ningún caso argumento que la esquizofrenia (insisto, podría utilizar otros ejemplos) sea una enfermedad hereditaria, sino que, como no puede ser de otra forma y los datos experimentales apoyan, tiene una clara base biológica y que si todavía no se entiende dicha base es que las herramientas no son adecuadas. Pero, como en todas las enfermedades de todos los tipos y todos los órganos, el ambiente juega un papel clave. En las enfermedades complejas, entre las que se encuentran muchas de las psiquiátricas, eso es fundamental, pero también en las hereditarias, como hemos visto antes. Lo que se llama «variabilidad alélica» va, precisamente, de eso. De que, o bien por la influencia de otros genes o bien por la influencia del ambiente, el fenotipo resultante no tiene por qué ser homogéneo ni siquiera en las enfermedades más determininistas como las hereditarias. Una influencia clara es el ambiente. Y además, el ambiente influye en las enfermedades, en multitud de ocasiones, independientemente de la causa de base. Por seguir con ejemplos neurológicos, un epiléptico, independientemente de la causa de su epilepsia, puede ver empeorar dramáticamente su epilepsia en el contexto de alcohol o drogas, de falta de sueño, del ayuno… eso aunque la causa original de la epilepsia sea hereditaria, autoinmune o vascular. Es decir, que haya eventos estresantes, emociones, situaciones personales o, incluso, motivos socio-económicos que influyan en la aparición o manifestación de una enfermedad es algo perfectamente normal en otras enfermedades. En algunas de ellas, como la epidemia de obesidad y diabetes de los EEUU, las variables ambientales pueden ser claves. En otras, el efecto del ambiente puede ser muy marginal. Pero los factores ambientales son, en contadísimas ocasiones, la causa suficiente. ¿Qué quiero decir? que aunque el estudio de los factores ambientales y aspectos no-biológicos de una enfermedad sean importantes, no sustituyen, o no lo deberían hacer, al estudio del resto de variables, incluidas (y fundamentalmente) las biológicas. La diabetes tipo II puede tener un gran componente ambiental, sin embargo su tratamiento efectivo se realiza con fármacos que, implican un conocimiento del funcionamiento de la homeostasis de la glucosa. Nuestras estrategias deben incidir en los factores ambientales en tanta medida como sea oportuno, pero a nadie se le ocurre dejar de lado la vertiente biológica. Por dos razones: porque por un lado hay factores ambientales inmodificables. Nuestros allegados van a seguir falleciendo, seguirá habiendo bancarrotas y seguirá habiendo malos tratos. Y porque por otro lado, a pesar de erradicar el factor ambiental, la «enfermedad» puede autoperpetuarse o permanecer y requerir, igualmente, de un tratamiento biológico. Si la estenosis es del 95% da igual que dejes de comer bollicaos, te tienes que hacer una endarterectomia o ponerte un stent si no quieres tener un infartazo.Exactamente lo mismo en Psiquiatría. De ahí que negligir los aspectos biológicos, en realidad, sea negligir a los pacientes. En todas las enfermedades existen recursos que se dirigen al abordaje de los distintos aspectos de la enfermedad. A bote pronto, en el abordaje, manejo y alivio de las enfermedades neurológicas juegan un papel: rehabilitación, fisioterapia, terapia ocupacional, ortopedia, logopedia, genética, inmunología, bioquímica, neuropsicología, farmacología, enfermeria, servicios sociales… es decir: MEDICINA. Lo mismo ocurre con la diabetes o con el lupus. Su abordaje jamás se piensa (o no debería) desde el reduccionismo biológico pero la potenciación del resto de recursos y herramientas no mina en absoluto, como sí parece hacerlo en la psiquiatría, su naturaleza eminentemente biológica.
En este sentido creo que gran parte de la culpa la tiene (tambien en otras disciplinas) el pensar en términos de «causas». Hay enfermedades con causas claras (pongamos, la polio). Pero incluso en esas enfermedades su aparición depende, en realidad, de una compleja red de factores. Desde la biología de sistemas se están haciendo enormes avances en la modelización de las enfermedades de todo tipo superando el paradigma de «una causa, una enfermedad» de la misma forma que se modeliza la climatología o la tectónica de placas. Problemas complejos requieren aproximaciones originales (y complejas), no la negación del problema. De nuevo, la psiquiatría no es, en absoluto, una excepción.

Finalmente, una cosa curiosa de la Psiquiatría (al menos desde algunos ámbitos) no es ya que se niegue siquiera la existencia de enfermedad psiquiatrica, sino que todavía hoy, eso constituye una corriente aceptable desde algunos sectores del mundo académico. En gran parte, esas corrientes prentenden eliminar el estigma que supone la enfermedad psiquiátrica. Bajo esa perspectiva, el paradigma biológico, supondría un mayor estigma que otro tipo de abordajes. De nuevo, como punto de partida, creo importante desmitificar, de nuevo, la peculiaridad de la psiquiatría. Toda enfermedad comporta un estigma. Algunas más que otras, pero no, de ninguna manera, las psiquiátricas más ni en mayor medida. Podríamos hablar desde una perspectiva histórica de lo que supuso la lepra o la peste (ejemplos radicales de estigma), pero desde una perspectiva actual yo puedo hablar del tremendo estigma social y laboral que supone el diagnóstico de esclerosis múltiple. La adición de la «etiqueta» y su divulgación por parte de los pacientes a su entorno, supone un cambio drástico en su calidad de vida. Pueden estar perfectamente asintomáticos, mantener sus tareas habituales, sus amigos… pero su calidad de vida cae, entre otras cosas por cómo el entorno (familiar, laboral, etc) reacciona. Es decir comporta un estigma. Si les quitáramos la etiqueta, si nunca se la dijéramos, esa parte de sufrimiento desaparecería. De hecho, una de las recomendaciones más enérgicas suele ser que el diagnóstico, a no ser que sea estrictamente necesario, no salga del entorno más inmediato. Si alguien está bien, no tiene por qué sufrir por algo innecesario. Sin embargo, si bien quitando la etiqueta podemos aliviar cierto sufrimiento, quitar la etiqueta no elimina la enfermedad. Si la enfermedad se manifiesta causará, por si misma, sufrimiento. Hay muchísimos pacientes diagnosticados de EM. Muchos jóvenes, como en las enfermedades psiquiátricas. El sufrimiento derivado del estigma se ha de tener en cuenta, dentro del abordaje integral que mencionabamos antes. Pero no hay paciente menos sufridor que el que no tiene síntomas o cuyos síntomas no le condicionan su vida diaria. Y eso no se consigue quitando las etiquetas. Algunos pacientes consiguen estar sin síntomas y sin tratamiento, otros necesitan terapias endovenosas agresivas para conseguirlos y otros tienen síntomas todo y con tratamiento. Desgraciadamente es así. Es decir, que haya pacientes que puedan tener unas pocas de alucinaciones encapsuladas y que no necesiten tratamiento no difiere en nada de quien tiene unas parestesias que no le molestan y que no tratamos habitualmente. El bordaje personalizado forma parte del ars médica, de ser proporcionado y de la máxima hipocrática del primum non nocere. Ahora, que esa flexibilidad, algo habitual en todas las enfermedades, desde la hipercolesterolemia (tratable con dieta, con fármacos o con cirugía bariátrica) hasta la espondilitis anquilosante (tratable con piscina, con indometacina o con adalimumab), lleva a una enmienda al paradigma bio-médico psiquiátrico me parece una barbaridad.  Dicho esto, en todas y cada una de las especialidades médicas hay buena y mala ciencia, buena y mala farma, tratamientos farmacológicos y tratamientos complementarios pero sólo en la Psiquiatría esas polémicas llevan a cuestionar la naturaleza de la ciencia misma.

En la Psiquiatría, a veces, da la sensación de que hay que tomar partido. El abordaje psico-social y el biológico se valoran como una disyuntiva. Incluso con manifiestos y posicionamientos de nombre atractivo, que en otras disciplinas serían impensables. Es decir, de nuevo, la ideología. A veces, pero esta es una impresión personal, tengo la sensación de que es precisamente esa dialéctica, esa necesidad de ideologización, la que motiva a algunos psiquiatras, lo que les aleja decididamente del resto de disciplinas. Tanto en formas como en «mindset«. La Neurología va en el penúltimo vagón del tren de la medicina, pero siempre mirando hacia atrás a su hermana la Psiquiatría, cuyos revisores se pelean por si soltarla o no del tren. La Neurología aprende constantemente de la práctica psiquiátrica, pero ésta, en multitud de ocasiones, muchas más de las deseables, se empeña en independizarse, en desvincularse. Incluso, me atrevería a decir, se atreve a menospreciar los abordajes sistemáticos de sus disciplinas hermanas. Los neurólogos leemos neurología y bastante psiquiatría, pero, además de psiquiatría, ¿a quien leen colateralmente los psiquiatras? ¿Editoriales de revistas de Neurologia o los libros de Lacan? En la respuesta a esa pregunta se juega el progreso del último vagon de la Medicina y de los pacientes que van en él. El progreso de una disciplina genuina y puramente médica.

La Psiquiatría, a secas.

Nuestro problema es la obediencia civil... Dicho clara y meridianamente por Howard Zinn, en boca de Matt Damon:

 

Via Ad Astra Errans

 

El mundo de Black Mirror ya está aquí…

El mundo evoluciona generalmente a mejor, pero no siempre… La prueba más clara es cómo vive el fan del siglo XXI los conciertos de sus grupos favoritos. Hablamos de concierto, pero podríamos hablar de las fiestas patronales, de los eventos deportivos, de eventos reinvindicativos… Y el cómo los vive espontáneamente, sin presión externa, es, exactamente, como nunca habría imaginado Orwell: con una cámara en la mano, constantemente.

Hay millones de ejemplos, pero a veces ponerlos gráficamente, da una idea de la magnitud del desastre:

 

Cómo se vive una de las canciones más emblemáticas de uno de los grupos que más pasiones mueve en uno de los recintos más grandes para este tipo de conciertos que se puede encontrar en España. El mejor riff de bajo de la década y uno de los mejores inicios de canción de rock destrozados por un público distópico:

Hysteria, Muse. Estadi Olimpic de Montjuic (Barcelona). 2013.

 

Cómo se vivía en concierto la misma canción hace 9 años, cuando se popularizó:

Cómo se vivía una canción con un comienzo similar en un concierto de un grupo de características similares hace, tan solo, 12 años:

Where the streets have no name, U2. Slane castle. Slane. Irlanda

 

En Black Mirror dicen que enseñan el presente, no un futuro distópico. Absolutamente cierto.

Carta a mis amigos catalanes…

Estimados amigos catalanes,

En principio esta carta estaba pensada sólo para aquellos de vosotros que defendéis la independencia pero, después de hablar con algunos de vosotros, me he decidido a extenderla a todos los que allí viven. La primera razón es que me es francamente difícil separar los que son y manifiestan como inequívocamente catalanes de los que han nacido, viven, trabajan o comparten simpatía por Cataluña. Empiezo con matices, porque de eso va esta carta, de matices. Y para que nadie deje de sentirse aludido.

La razón de la carta es doble. Por un lado personal… manifestar la profunda tristeza que me provocan los hechos de los últimos días de la forma mas neutra posible. Por otro lado política… no por estar en uno u otro lado, sino por la necesidad que tengo de analizar estos hechos, como cualquier otro en mi vida y trabajo, desde la razón, desde «la evidencia». En definitiva, de dar mi visión para no tener que discutir con ninguno de vosotros de una forma que no sea meditada. O para evitar dichas discusiones que, hoy día, sirven para poco más que para enfadarse.

Escribo porque no entiendo nada… a ver si alguien de los que me conoce me consigue aclarar las cosas, ya que no confío en ninguna opinión que hable en nombre de pueblos, naciones o colectivos, venga de políticos o de los medios. Confío, únicamente, en la opinión de aquellos allegados de los que conozco su contexto. Quizá desde el conocimiento de mis allegados y ahora que estoy lejos llegue a entender la situación global. Yo, por mi parte, utilizaré mis ejemplos, mis tierras y lugares, para ver si podemos entender nuestros contextos…

Empezaré, con lo que yo he entendido hasta ahora, a ver si es que no lo he entendido bien…

Seguramente las razones para la independencia sean muchas y dispares, pero hablaremos de las mayoritarias y de las que muchos de vosotros usáis en vuestras reivindicaciones personales:

  1. El “expolio fiscal”. En el primer punto me gustaría preguntar si referirse a un déficit fiscal como “expolio” se corresponde con la definición exacta de expolio o es un término utilizado de forma deliberada al efecto de sesgar el debate. De provocar posiciones a priori, sentimientos, etc. Como espero que no sea lo segundo, asumiré que es por lo primero.Parece asumido por todos que el resto de España (puntualizo, menos Madrid, Baleares, Navarra, Pais Vasco, La Rioja, Aragón y Valencia) se beneficia de un déficit en la balanza fiscal de Cataluña. Es decir, de un disbalance entre las aportaciones de Cataluña a la caja común del Estado y las inversiones del Estado en Cataluña. Aquí habrá que aclarar que “Cataluña”, como unidad indivisible, no paga impuestos. Los impuestos los pagan sus ciudadanos y sus empresas o sociedades. Por otro lado, que haya 16000 millones de déficit en la balanza fiscal no quiere decir que cada uno de los siete millones y pico de catalanes toque a un porcentaje equitativo de esa cantidad (eso de que cada catalán tocaría a dos mil o tres mil euros más por barba). Mas bien es una media. Pero es probable que si, a cada uno, en particular, le devolviéramos su parte correspondiente de lo que aporta al Estado, los que más saldrían ganando serían aquellos que más aportan… es decir, las grandes empresas, las grandes fortunas, los funcionarios o empleados de empresas con mayores sueldos… Es más, si hiciéramos el cálculo de forma rigurosa, a algún catalán le saldría el saldo negativo, o sea, que le debería dinero al Estado porque lo que aporta no compensa lo que gasta el Estado en él. Pero esto no es así. No es así porque un ciudadano de un Estado en el que la redistribución de la riqueza se asuma como un derecho (y creo que, con todas las imperfecciones, en eso estamos) no puede reclamar para sí, como un expolio contra su persona, algo que, en realidad, es una media de lo que todos aportan en conjunto. Por llevarlo al absurdo… si yo vivo en La Coruña, cerca de Amancio Ortega, no es legítimo reclamar como expolio personal el déficit que el Estado tiene con La Coruña gracias a las aportaciones del hombre mas rico de España.Por qué esto es importante…porque ahora habrá que entrar en las razones de por qué Cataluña tiene déficit fiscal…que no es, ni mas ni menos, que las mismas por las que Madrid tiene un déficit fiscal aún mayor: que el ciudadano medio (¡ojo, el ciudadano medio no es un ciudadano concreto, no sois ni vosotros ni yo!), incluyendo entre los ciudadanos a las “personas jurídicas”, las empresas, paga más impuestos que el ciudadano medio de Asturias…Y, ¿por qué es más rico el ciudadano medio de Cataluña o Madrid?. A mi se me ocurren mil razones y ninguna tiene que ver con lo duro que se trabaja en Cataluña con respecto al resto de España (luego iremos a las odiosas comparaciones). ¿Podría ser porque hay mas sedes de empresas?¿Porque las infraestructuras son mejores que en otros sitios y las empresas se localizan ahí?¿Porque, muy importante, ante la falta de posibilidades en otros sitios, la gente joven y motivada se desplaza a las grandes ciudades en busca de trabajo?¿Porque circunstancias no meritorias, es decir, rentas: ubicación, clima, historia… determinan una ventaja competitiva?Asumiendo que el número de panaderos, funcionarios, limpiadores, enfermeras, gasolineros, etc por habitante sea similar y que los sueldos muy parecidos, el déficit fiscal sólo puede deberse a que o hay más ricos en un sitio o se reciben muchas menos inversiones.Se que hay amigos y no tan amigos que van a Asturias (seguiré con el ejemplo) y no ven más que señales del despilfarro que se hace con su dinero donde yo no veo más que subdesarrollo industrial y de infraestructuras… Pero un ciudadano riguroso se tiene que preguntar si a mismos impuestos recibe los mismos servicios que un asturiano, no si podría tener mucho más dinero en un reparto en el que él saliera más beneficiado. Y yo puedo contestaros, con bastante certeza y sinceridad, que los servicios disponibles para un asturiano son bastante peores que los de un barcelonés. Pero también que los de alguien de Begur… Sin embargo, el Estado se gasta por habitante mucho más en Asturias que en Cataluña…pero ¿no será por que tiene una de las poblaciones más envejecidas de Europa?¿O un éxodo masivo de sus jóvenes, de su población activa?¿O por que sufrió una reconversión industrial bestial sin reinvertir en tejido productivo? ¿Será porque su orografía y clima encarecen dramáticamente sus infraestructuras?¿Será porque hay menos población o está más dispersa?En resumen, que un expolio no puede referirse a un territorio sino a personas físicas o jurídicas y que llamar expolio a la redistribución de la riqueza parece tener segundas intenciones, ya que la realidad parece más compleja que una simple suma y resta.
  2. Historia, cultura y lengua. Vamos a dejar a un lado las puntualizaciones históricas por dos razones: hechos históricos pasados no tienen por qué ser argumentos para relaciones sociales actuales (ni para unir ni para independizar) y la historia parece tener varias interpretaciones dependiendo de quien la escriba. En cuanto a la cultura y la lengua, sólo tengo una pregunta. ¿De verdad la lengua y la cultura catalanas se viven en la cladestinidad, de forma extraoficial y minoritaria? Porque, en los 7 años que llevo en Barcelona, yo sólo veo la preeminencia institucional del catalán y de la cultura en catalań. Ojo, no es una queja, acepto perfectamente que así lo quiera la mayoría. Sólo trato de puntualizar que perseguir la independencia, y arriesgar cierto bienestar, para conseguir algo que ya está conseguido, es, a mi entender, ilógico.Por otro lado, si la consecución de determinados objetivos culturales o lingüisticos es insatisfactoria en estos momentos…¿no existen mecanismos democráticos para cambiar dichas insatisfacciones actualmente?¿Es necesaria la enmienda a la totalidad?
  3. Desafección de España. Esta es la parte que mas lamento…Yo, si algo tengo claro, es que lo que nos une es infinitamente más de lo que nos separa. Y lo que nos separa, es muchísimo menos traumático de resolver que acabar con lo que nos une. Y, ojo, yo no estoy hablando de Cataluña y España. Yo hablo de mis amigos catalanes y de mis amigos españoles. De mis comunidades reales. Ya que me une lo mismo a un catalán con el que no simpatizo como con un extremeño con el que no simpatizo: nada de nada. Catalán, asturiano o español sólo funcionan como simplificadores de mi compleja realidad, distribuida en 3 ciudades, dos pueblos, 3 paises, diversas aficiones y gustos… y eso debe ser así para cada “catalán” o “español”.Pero vamos al meollo con una ilustrativa viñeta…Tan ilustrativa como maniquea…. por dos razones:- La mayoría de los “españoles” no dicen eso de los catalanes. Sí, como no, hay gente que lo dice, incluso cosas peores, como llevar los tanques y esas cosas, pero esa es una inmensa minoría. Una minoría que, por cierto, también existe en Cataluña y en sentido opuesto. El problema es simplificar España o Cataluña como sus partes mas extremas. Volviendo a la viñeta… de la misma forma podríamos hacer una viñeta en la que un catalán le gritara a un español: vago, feixista, expoliador, franquista, lladre, subvencionat, cara dura, borratxo, charnego, botifler, inutil, anti-catalán…todas ellas cosas que también se oyen en algunas minorías, tan minorias como las que dicen lo mismo o parecido de los catalanes. O sea, por la razón que sea, apelar como razón para la desafección que nos maltratan desde España tiene tanta base argumental como apelar a que nos menosprecian con arrogancia para defender los agravios a Cataluña. Si la decisión más importante de la historia moderna española o catalana se va a tomar atendiendo a clichés, tópicos, medias verdades, pasiones o ignorancia lo que se está sembrando va a tener una cosecha catastrófica.

    A mi me podéis intentar convencer de lo contrario, es lo que pretendo, que me argumentéis, pero mi sensación es que, mas allá de las particularidades culturales, compartimos actitudes, formas de pensar, prioridades y respetos. Además de muchos intereses en común. O sea, no se por qué se enfatiza la diferencia.

    Para algunos otros la desafección hacia España viene dada por el “poco respeto a las instituciones catalanas”. Por ejemplo, por el rechazo del Tribunal Constitucional al Estatut de Autonomia. Asumiendo que las instituciones del Estado pueden ser francamente mejorables (tambien las catalanas, no hace falta decirlo), ¿qué hace pensar que las decisiones en contra de determinados artículos de una ley se tomen en función de las ganas de fastidiar a Cataluña?¿En serio creéis que el motivo de revocar una pequeña proporción de los artículos del Estaut se debe a una predisposición a hacer el mal a Cataluña? Que queréis que os diga, como poco me parece endeble como argumento. Yo mas bien tiendo a pensar que son las reglas del juego democrático. La argumentación de por qué se revocan algunos artículos ha de ser jurídica, fundamentada en el derecho, recurrible, etc. Esas son las reglas del juego que nos hemos dado. Eso es así en España, pero también en Europa. Habrá veces que consigamos todo lo que queramos, otras veces que los intereses choquen contra los de otras regiones o paises, otras veces que encontremos aliados. Quiero pensar que si se revocan determinados artículos de una ley es por que no se ajustaban a derecho perfectamente. O, al menos, cabía interpretaciones de la ley en las que dichos artículos no eran aprobables. No seré yo quien defienda al Tribunal Constitucional, pero la democracia es un juego de contrapoderes. Imaginemos que desde el parlamento de Cataluña se aprueban cosas que, por más que hayan sido refrendadas, no se ajustan a la legislación europea, española…es decir, al marco jurídico en el que vivimos. O, llevándolo al extremo, que la población catalana decide hacer una ley que influye en las leyes u organización administrativa de otras regiones… tiene entonces que haber mecanismos que compensen esas posibles injusticias, que las maticen, que delimiten sus interpretaciones… porque, ojo, “el pueblo” puede, a través de sus representantes, de manera perfectamente democrática, decidir cosas completamente ilegales. Democracia no es (sólo) votar en referendum. Democracia es respetar la ley y, muy importante, a las minorías. Y cambiar las cosas debe realizarse mediante pactos, mediante diálogo, convenciendo, sumando apoyos… si un catalán convence a un andaluz de lo injusto de su situación, no me cabe la menor duda de que ese andaluz también apoyará esa reivindicación concreta. Eso es política.

Esas son las tres razones mayoritarias que se suelen esgrimir en favor de la independencia. Yo he intentado, durante 7 años, tratar de encontrar argumentos basados en la razón para entender las posturas independentistas. No lo he conseguido. No me han faltado ganas y disposición, pero me ha sido imposible entender las razones desde una perspectiva racional. Otra cosa diferente  es que se trate de sentimientos. Entonces ya estamos hablando de algo que nunca podré entender, porque, efectivamente, mis contextos son otros. Pero recordad que tomar decisiones políticas con la viscera en lugar de con la razón, no suele traer cosas buenas.

En ese caso, en caso de que procediérais a la independencia, me gustaría al menos creer que habéis pasado por este trayecto:

  •  Que naciones y nacionalidades no son mas que constructos convencionales, no esencias inmutables. Que los afectos no se dan a gran escala sino a pequeña escala. Que lo que os une a “Cataluña” a todos y cada uno del resto de “catalanes” no es más que una unidad administrativa. Ni intereses, que no son los mismos para Isidre Fainé que para Xavi Hernandez. Ni objetivos, que no son los mismos para el director de ESADE que para mis amigos médicos. Ni lengua, ya que hay catalanes de lengua castellana, catalanes de lengua catalana, catalanes bilingües y catalanes (ciudadanos de cataluña) de lengua china, árabe, francesa o rumana. Ni nacimiento, ya que hay catalanes nacidos en todas partes del mundo y que son ciudadanos de Cataluña y ciudadanos nacidos en Cataluña que viven y se sienten de otras partes del mundo.
  • Que si lo único común a todos es una Unidad administrativa, siempre hay que plantearse si lo que sucede ahora beneficia a todos y cada uno de los que pertenecen a dicha unidad administrativa o si puede haber algún interés particular en los administradores de dicha unidad. En el caso concreto que nos ocupa, si la desastrosa gestión de los dos últimos años, que se va a concretar en una (casi) mayoría absoluta, no tiene nada que ver en que cambiara drásticamente y sin precedentes que permitieran intuirlo, el discurso político predominante. De los recortes, la corrupción y la bancarrota a la independencia y el modelo de Estado.
  • Que si, finalmente, Cataluña decide la independencia, se habrán tenido en cuenta todos los aspectos prácticos (no sólo los formales). Es decir, quien tendrá la ciudadanía, quienes no, si no sólo habrá reparto de beneficios sino de la deuda acumulada, si se tendrán en cuenta las repercusiones económicas y sociales y, sobre todo, si no hay alternativa menos traumática para la satisfacción de las demandas específicas que ahora se aducen como razones para independizarse.
  • Que tenéis claro que el nacionalismo (y sus variantes étnicas y religiosas) no es una teoría nacida en la academia, no es una actitud política emanada de la razón, no es una posición deliberativa sino la utilización política de un sentimiento. Y que la identidad ha sido usada por los gobernantes como herramienta infalible para someter a los pueblos o para aglutinarlos en torno a sus politicos desde tiempos inmemoriales… de los aztecas a Roma, de los cruzados al Islam, de Las Malvinas a Gibraltar…
  • Que cuando habláis de «expolio», de los españoles que no trabajan, de los que viven de las subvenciones, de los que os hacen la vida imposible, de los que no entienden vuestra lengua ni se esfuerzan en ello… penséis en mí. Y en tantos otros como yo. Y analicéis de forma crítica si estáis siendo justos. Que penséis si los pescadores, mineros, ganaderos, agricultores, trabajadores del metal, de los astilleros, de la construcción, etc asturianos son mas o menos vagos que los informáticos, financieros, editores, diseñadores, hosteleros, etc de Barcelona. Y si  de verdad creéis que los primeros ganan más que los segundos. Y si esos matices pueden tener algo que ver en el déficit fiscal en vez de en la vagancia y las ganas de robar.
  • Que, con todo lo lamentable del Gurtel, Pokemon, Campeón, etc, vais a saber ver la viga en el propio ojo de forma tan escrupulosa.
  • Finalmente que, en un hipotético proceso constituyente catalán, habrá ley, habrá elecciones pero, sobre todo, habrá respeto a las minorías. En ese caso, no me resignaré pero, al menos, podré seguir discrepando

En resumen, amigos, necesito herramientas para poder entender lo que pasa…por más que leo y os escucho, no encuentro nada que me satisfaga intelectualmente que justifique la deriva.

 
ACTUALIZACIÓN

La viñeta que he puesto es una viñeta que saqué de un email que circula por Cataluña (al menos así me llegó a mí). La verdadera viñeta está más matizada y la pongo debajo. De todas formas, el mensaje en sí, no cambia sustancialmente.

Mi hoja de ruta a la independencia. Paso 1: Linux

Lo de la independencia está de moda, pero en este caso me refiero a la mía propia. A conseguir la libertad de sentir que mis acciones se van acompasando con mis ideas, independientemente de lo que hagan los demás. Este año, entre otras cosas, me ha servido para darme cuenta de una cosa. Hablaré con calma de ello en otro post, pero hay una cosa que me llama mucho la atención de EEUU, al menos de los ciudadanos del barrio en el que yo vivo: El enorme compromiso político. Sin embargo, las demostraciones, las manifestaciones, la iconografia de lo político están mucho menos presentes en las calles. No se protesta o se pide. Se hace. Como digo, lo explicaré algún dia con más calma, pero estoy convencido de que eso no sólo es más útil, sino que les mantiene más optimistas porque, aunque sea a pequeña escala, cualquier pequeño logro, les aporta motivación para seguir. De hecho, la queja, la protesta, están bastante mal vistas…porque no aportan nada y disminuyen el ánimo, aumentan la frustración.

Así que siguiendo esa máxima de «empezar por uno mismo» me he marcado una ruta para cambiar aquellas cosas que no me gustan. Seguramente su impacto social será mínimo, pero el impacto en mi propia salud social será enorme. Ya lo he empezado a notar con el primero de esos pasos (empecé por lo «fácil»). No se cuántos pasos habrá, pero de momento tengo 3 en el horizonte inmediato:

1. Usar software libre y abogar por su uso siempre que pueda.

Esto me libera de todas las políticas abusivas de los grandes productores de software, contribuye a sostener la comunidad de software libre y me ayuda a defender con criterio que la administración haga lo mismo

2. Sacar el dinero de La Caixa y meterlo en una cooperativa de crédito o en banca ética.

No quiero que mi dinero sirva para que otros especulen o para que financie cosas con las que estoy en absoluto desacuerdo.

3. Montar un nodo de güifi.net desde mi casa

Eso contribuirá a ensanchar una red de nodos independientes de los grandes ISP, de tal manera que, llegado el momento, mi red no dependa de lo que dichos ISPs quieran o no filtrar. Y ese momento llegará… (fijémonos en las detenciones de ayer)
Habrá más, pero iremos por pasos. Estos 3 son los más fáciles, aunque requieren de cierto esfuerzo, de cierto compromiso… al menos para mí.

Pues bien, el primer paso ya está completado (aunque no fue fácil). Mi viejo MacBook ya no daba más de sí. Me compré un Dell por intenet y le instalé Linux (Ubuntu 12.04, que yo todavía necesito de las ventanitas y los menús gráficos). No fué fácil porque los fabricantes ponen todo tipo de trabas con sus drivers, periféricos y configuraciones, pero después de 3 intentos y sus correspondientes re-formateos por cagadas diversas he conseguido dos cosas:

1. Ver que Ubuntu es mucho mas usable que Windows y más rápido que MacOS.

2. No tiene nada que envidiar en aplicaciones. Tengo las que necesito y la mayoria son gratis.

3. El «Terminal» no da tanto miedo.

4. Me he mantenido entretenido un rato. Me he vuelto a sentir como quien resuelve un puzzle, como quien empieza a entender la máquina (ay de aquellos tiempos que programaba en Visual Basic). Eso si, no apto para quienes no tengan paciencia con las máquinas…

No todo es bueno, sin embargo… la bateria dura sustancialmente menos que con Windows, pero así me mantengo motivado para buscarle la solucion tambien, que seguro que la hay…
Una cosa menos en la lista… los pasos siguientes van a requerir que vuelva a casa algún dia, porque desde aquí no puedo firmar contratos, pero llegarán…especiales ganas tengo de que llegue el paso 2 para salir sonriendo con mi dinero de La Caixa…

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