antroposcopio

Oteando ideas, actitudes y comportamientos

Mes: febrero 2012

::querolus::

querolus es el nickname que me acompaña desde mi primera dirección de correo, querolus@yahoo.com (ni os molestéis en escribir ahí), cuando el yahoo.es no era ni proyecto y todavía buscabamos en Altavista, en los ordenadores de la facultad, mientras nos acompañaba un ruido extraño durante la conexión. Osea que durante 13 años ha sido el que ha hablado en mi espacio virtual. Ese espacio ha crecido significativamente. De ser la extensión virtual de mis amigos del colegio y de la facultad o de mi familia, cuándo para lo único que lo usaba era para enviar emails, fue abarcando cada vez más aspectos de mi vida hasta hacerse presente en todas y cada una de mis actvidades cotidianas, incluida hacer la compra. Querolus era el avatar para que los mios me reconocieran en la virtualidad. Ahora querolus tiene conversaciones, amigos, proyectos e historias que de ninguna manera habría tenido Luis. Cronológicamente…ha servido para que, sólo ahora, entienda lo que Napster supuso, la importancia del peer-to-peer y de descentralizar la red, fue el responsable de encontrar gente interesante en lugares que ahora son páramos, y volver a encontrar a la gente, de casualidad, en otros lugares, estos ya sí, prósperos. También para entablar conversación con gente cercana pero separada en cajones (o cursos) en plazas ahora desiertas, que tuvieron diseño pésimo pero cuyo interfaz era mucho más amigable (y, por tanto, eficaz) que el de las plazas actuales. Ha servido tambien de contador de la gente que ha ido pasando por mi vida, en un lugar del que salí para no volver, precisamente porque me estaba arrebatando mi experiencia particular en la red, sustituyéndola por una cosa de un homogéneo azul y blanco que elimina cualquier posibilidad de singularidad. Me sirve de nickname en cualquier web, desde las más serias en las que haya de dar la cara, hasta las de chichinabo. Tambien me ha dado la oportunidad de conocer opiniones inmediatas, de adherirme, de propagarlas o de redirigirlas a quien me parece que las va a disfrutar. Querolus ha podido descubrir y escuchar música a la que Luis no habría accedido en siglos y ha podido ver películas y series a horas y en lugares adaptados a su caprichoso gusto… pero no todo es ocio… Querolus ha conocido a sus amigos en otras dimensiones aparte de la espacio-temporal. Los ha conocido tan hipertextuales como fueron siempre pero con el navegador adecuado para saber interpretarlos. Gracias a querolus se lo que es la Ética hacker, querolus tiene alguna cosita negro sobre blanco (que ya se sabe que es la única forma de que te reconozcan según qué méritos)…. y, finalmente, querolus se decidió a tener su propio espacio, un rincón que se fue diversificando. El primer rincón fue un batiburrillo y lo sigue siendo… intentó ser oteador de ideas, pero sobre todo nació buscando entusiastas. Se quedó en el batiburrillo. Luego trató de concretar su contexto profesional y compartirlo, hasta ahora con relativo éxito de visitas pero todavía sin comunidad que quiera debatir. Y, finalmente, se ha propuesto sacar los trapos sucios para acabar, definitivamente, con los pocos rincones exclusivos que le quedaban a Luis.

Y todo esto lo ha hecho sin miedo a ser descubierto. Es más, con la firme convicción de que el futuro pasa por la transparencia absoluta. Con el pálpito de que igual que hay que presentarse cuando entras el primer dia en clase o en el trabajo, en la red, ésta es la única forma que tienes de mostrar el pie del que cojeas, en lo coloquial y tus credenciales en lo profesional.

Por eso, dado que música, libros, experiencias, profesión etcetera andan desperdigadas, uno de los primeros objetivos personales de querolus en el exilio era reordenar su desaliñada vida y conseguir un pisito en propiedad. Un dominio suyo en todos los sentidos. Venia con la idea en la cabeza, sería con Joomla (que, además, es Open Source)…sería a dos columnas, sería un portal que fuera integrando los feeds de los distintos sitios en los que hago cosas… Y querolus se puso a ello… pero la web 2.0, con sus aplicaciones y redes sociales o, mejor dicho, dominios ajenos, le dejó muy desentrenado en lo de PHP, MySQL, Apache y se le fue al traste lo poco que sabía de programación… igualmente lo intentó con el Joomla, pero a pesar de que querolus cada vez ocupa más tiempo de Luis, todavía hay reglas. Y para amueblar el dominio hay que tener tiempo. Y para tener tiempo no me puedo pasar una tarde entera configurando el ordenador para que funcione el Apache. Y, de repente, como por arte de magia, buscando un «template» para Joomla que fuera a dos columnas y gratis, querolus encontró Flavors…. Y ahí se instaló, de alquiler.

Lo que el RSS puede hacer ya lo sabíamos. Pero a mí me ha quedado claro en el momento en que he conseguido exactamente lo que quería en poco más de una hora: En esa hora querolus, definitivamente, se ha independizado. Todavía hay muchos muebles que comprar pero, siempre que el RSS no desparezca, tendrá espacio para seguir creciendo. El antroposcopio podrá volverse perezoso o desaparecer, Neuroimmunology puede convertirse algún día en Neurodegeneration, algunas referencias de las lecturas diarias del Google Reader saldrán y otras se convertirán en Inspiración, pero lo que está claro es que querolus seguirá ahí abarcando todos los aspectos de la virtualidad que, en cada momento, formen parte de s contexto. Del espacio público Luis se quedará con las sobremesas y él con todo lo demás.

Dicen que hablar en tercera persona de uno mismo es muy sugestivo de narcisismo…sólo quiero aclarar que no hablo de mí. O si. ¿Quien firma este post?

El «comunismo» de los científicos

Estoy leyendo uno de esos libros que ponen por escrito todo aquello que uno intuye que cree pero no sabe cómo explicarlo bien. El libro en cuestión es The Hacker Ethic de Pekka Himanen (con prólogo de Linus Torvalds, creador del sistema operativo Linux y referente en software libre, y con epílogo de Manuel Castells, profesor de la Universidad de California en Berkeley y autor del libro La era de la información). Cuando lo acabe ya haré un resumen de las ideas fundamentales, pero lo que hoy quiero comentar es que menciona una cuestión para mí fundamental en la defensa del conocimiento libre y la abolición de las patentes.

Antes de empezar a leer el libro y, probablemente, porque las fuentes que me alimentan en estos temas tienen origen común, yo ya intuía algo perverso en la forma en que se hace ciencia y la forma en la que se aprovechan los hallazgos de la ciencia. Algo que mencionábamos en el post (P)atentar contra la vida de hace algunas semanas y que, básicamente, consiste en denunciar que el esfuerzo común que posibilita que se haga investigación, que, muy mayoritariamente, sobre todo en las ciencias básicas que sirven de sustento a las aplicadas, se realiza por los gobiernos (con dinero de todos) es obligatoria y afortunadamente abierto (por la propia naturaleza del peer review y el sistema de publicación) mientras los réditos económicos que esa investigación genera son privados, basados en la asignación de monopolios que no se basan (sólo) en la innovación sino, sobre todo, en el ejercicio de una posición de superioridad en mercados relativamente cerrados. La lógica de la escasez para mantener grandes y lucrativos negocios donde el mérito es tener una posición (ser lobby) frente a la lógica de la abundancia, que disipa las rentas, es decir, que redistribuye la riqueza entre aquellos que han invertido, con mucho más riesgo (la ciencia básica es mucho más «económicamente incierta» que la aplicada), en generarla. Osea, todos los contribuyentes, aunque de algunos paises mas que de otros.

Pues con eso en la cabeza me he topado con este parrafo del libro, del que os muestro una foto:

Sólo ese párrafo ya compensa todo lo que cuesta el libro. A los autores no les gusta mucho eso del «comunismo» de los científicos, ya que, para ellos el comunismo tiene la misma raíz protestante de la ética del trabajo que el capitalismo, pero eso es otro cantar. A mi me gusta mucho la idea, porque da fuerza a una contradicción clave. Para que haya un mercado «libre» innovador y en constante crecimiento y que genere unos beneficios globales, pero muy desiguales en beneficio de aquellos que tienen el monopolio de uso de determinada información, ha de haber un almacen abierto y gratuito de conocimiento generado por científicos «comunistas» y a dónde los patentadores van a abastecerse para luego restringir el acceso a todos los demás y así enriquecerse. Con el agravante de que el científico ha de detallar hasta lo más mínimo de su proceso y el patentador te puede meter en la cárcel por usar siquiera un trocito de su «invento». Y con el agravante mayor de que ese almacen se paga, en su mayor parte, por las clases medias que tienen nómina, mientras algunos de esos cazadores de ideas se llevan sus plusvalías a buen recaudo fiscal.

Osea, para mí, hay dos batallas fundamentales en favor de la justa redistribución de la riqueza y ninguna pasa por que sea el Estado su gestor: La primera mantener una red libre y neutral que asegure que todos los nodos de la red pueden acceder a cualquier punto de la red. Y la segunda, que la información derivada de cualquier esfuerzo común (que es prácticamente todo lo que se patenta) ha de ser libre. Eso no quiere decir que los productos sean gratis. Eso quiere decir que cualquiera pueda usar la información en su propio beneficio o en beneficio de todos.

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