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Oteando ideas, actitudes y comportamientos

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Europa de la Razón

«Aspiramos a una Europa de la Razón[…]»

Manifiesto DiEM25

Nunca un manifiesto ha propuesto algo tan radicalmente obvio y, a la vez, revolucionario, como defender, por encima de naciones, etnias, idiomas e intereses, una Europa de la Razón como primer principio declarativo. Una Europa de la Razón es, en realidad, un pleonasmo, una redundancia. Cuando pensábamos que habíamos construido una Utopía, ésta se convirtió en Leviathan. Sin embargo, no tengo yo tan claro que los compañeros de viaje de Varoufakis patrios compartan el concepto DiEM25 de lo que Europa significa. Nacionalismo y Europa son antagónicos porque Nacionalismo es exactamente lo contrario de Razón. Lo étnico, lo local y lo rural, tan de moda en estas latitudes, serán compatibles con Europa sólo cuando se desprovean de su mística y, sobre todo, de su voluntad de ser sujetos políticos esenciales. Sólo cuando busquen lo compartido, lo común o lo complementario en la confederación de localismos europeos y renuncien a ser volk .

Pero no aspiramos a una Europa de la Razón únicamente. Aspiramos a que Europa se convierta en nuestra comunidad política de referencia. Aspiramos a muchas cosas, pero en estos momentos, absolutamente deprimentes de niños de la guerra en pateras náufragas, yo aspiro a acoger, a integrar, a ayudar y a compartir una idea. La idea de que vivir dónde vivo es un orgullo, no porque me reconozca entre iguales, sino porque ahí contribuyo a construir la obra política más difícil, más plural, más acogedora y más basada en la Razón: una Utopía llamada Europa.

 

Aspiramos a una Europa de la Razón, la Libertad, la Tolerancia y la Imaginación que será posible mediante una Transparencia integral, una Solidaridad real y una Democracia auténtica.
Aspiramos a:
• Una Europa Democrática en la que la autoridad política emane de los pueblos soberanos de Europa.
• Una Europa Transparente en la que todas las decisiones se tomen ante la atenta mirada de los ciudadanos.
• Una Europa Unida cuyos ciudadanos tengan tanto en común entre las naciones como dentro de ellas.
• Una Europa Realista que adopte la tarea de emprender reformas democráticas radicales, pero factibles
• Una Europa Descentralizada que utilice el poder central para maximizar la democracia en el lugar de trabajo,  en los pueblos, en las ciudades, en las regiones y en los Estados.
• Una Europa Plural de regiones, etnias, creencias, naciones, lenguas y culturas.
• Una Europa Igualitaria que celebre la diferencia y termine con la discriminación basada en el género, la raza, la clase social o la orientación sexual.
• Una Europa Cultural que aproveche la diversidad cultural y que celebre no solo su patrimonio de valor incalculable, sino también el trabajo de poetas, escritores, músicos y artistas disidentes de toda Europa.
• Una Europa Social que reconozca que la libertad requiere no solo la ausencia de interferencias, sino que también necesita bienes básicos que hagan que todos estén libres de carencias y de explotación.
• Una Europa Productiva que dirija la inversión en aras de una prosperidad ecológica y compartida.
• Una Europa Sostenible que viva de los recursos que ofrece el planeta, minimizando el impacto medioambiental y dejando todos los combustibles fósiles que sea posible dentro de la tierra.
• Una Europa Ecológica comprometida con una verdadera transición verde en todo el mundo
• Una Europa Creativa que fomente la capacidad innovadora y la imaginación de sus ciudadanos.
• Una Europa Tecnológica que ponga las nuevas tecnologías al servicio de la solidaridad.
• Una Europa consciente de su Historia que luche por un futuro mejor sin ocultar su pasado.
• Una Europa Internacionalista que trate a los no europeos como un fin en sí mismos.
• Una Europa Pacífica que reduzca la tensión en su parte oriental y en el Mediterráneo, actuando como baluarte contra los sectores militaristas y expansionistas.
• Una Europa Abierta llena de ideas, gente e inspiración de todas partes del mundo, que reconozca a las vallas y las fronteras como signos de debilidad que difunden inseguridad en nombre de la seguridad.
• Una Europa Liberada donde desaparezcan los privilegios, los prejuicios, las privaciones y las amenazas de violencia. Que los europeos nazcan con menos estereotipos, que tengan las mismas oportunidades para desarrollar todo su potencial y sean libres de elegir a sus compañeros en la vida, el trabajo y la sociedad.

 


Seguramente hay cosas que me pierdo, que no entiendo y que no puedo valorar con distancia y escepticismo. Pero hay algo intelectual y políticamente hipnótico en Varoufakis: una realidad que no le desmiente, una explicación que encaja, una utopia al alcance, una idea fuerte, honestidad en su defensa y, sobre todo, entusiasmo en su divulgación. Todo ello incluyendo el mantenimiento de la mayor parte del statu quo. Sin revoluciones, sin tábulas rasas, sin nacionalismo y con la razón. Acérquense al manifiesto DiEM25 y a esta TED Talk.

Vida digital post-Twitter

Hace unos días que, como propósito de Año Nuevo dejé Twitter. Hay muchas razones, pero la más importante es que, creo (y ojalá me equivoque) que Twitter ha barrido todos los lugares dónde se daban conversaciones interesantes de una forma adecuada. Al menos en mi caso Twitter fue la razón por la cual dejé de pasarme por los blogs. Sin embargo dejar Twitter fue la guinda de un proceso largo de cambio drástico de mi vida digital. Cambio por varias razones…como reto técnico (para un profano absoluto del código) pero, sobre todo, para que mi interacción digital con otros no sea lo efímera que era en Twitter. Por si pudiera servir de ejemplo a alguien la reorganización consistió en:

  1. Comprar un espacio web y tres dominios: antroposcopio.com, cienciahacker.club, neuroimmunology.club
  2. Crear un sitio principal (querolus.org) a modo de agregador automático.
  3. En el sitio principal se publicarán:
    1. Las entradas de todos mis blogs
    2. Un resumen semanal de todas las lecturas que haya considerado interesantes durante la semana
    3. Los abstracts de mis publicaciones científicas a medida que vayan apareciendo en PubMed
  4. Por otro lado el sitio principal tiene:
    1. Mi archivo histórico de Twitter (daba pena perderlo aunque no sirva para nada)
    2. Mi tesis doctoral
    3. Un feed con todas las lecturas que leo cada día (el RSS de todos los blogs que sigo en InoReader)
    4. Un feed con las lecturas que he considerado interesantes a lo largo de la semana.
    5. Un feed con todas las alertas científicas que recibo para estar al dia de lo que pasa en los campos a los que me dedico
  5. Crear una libreta de laboratorio electrónica dentro del sitio principal (lab.querolus.org)
  6. Crear tantos sitios secundarios como blogs tengo y asignarles los dominios correspondientes
    1. antroposcopio.querolus.org (antroposcopio.com)
    2. cienciahacker.querolus.org (cienciahacker.club)
    3. neuroimmunology.querolus.org (neuroimmunology.club)
    4. selfie.querolus.org (sustituye a querolus.wordpress.com)
  7. Reconvertir mi sitio más activo (antroposcopio.com) en un centralizador de mis opiniones y de las lecturas que lo alimentan. Se publicarán posts más frecuentes con ideas menores o en proceso o con chorradas que se me ocurran (hará de Twitter), posts largos como siempre y posts automáticos con las lecturas de la semana
  8. Reconvertir La Ciencia Hacker en el Club de Ciencia Hacker, sumando un feed para compartir enlaces sobre ciencia hacker (abierta, open access, biohackers…) y un foro de discusión en el que, además, puedan intercambiarse papers para aquellos que no dispongan de accesos institucionales a las revistas de pago.
  9. Reconvertir NeuroImmunology en el NeuroImmunology Club, con un «Paper Club» que es un feed de publicaciones de PubMed interesantes sobre NeuroInmunología y con un foro de discusión sobre temas neuroinmunológicos.

Todo ello pretende cumplir varias funciones, pero la principal es centralizar mi actividad digital de tal forma que pueda recuperar enlaces, posts, conversaciones, etc, con más facilidad de lo que podía hasta ahora. Por otro lado, lógicamente, pretendo escribir más y si, además, se genera alguna comunidad conversacional alrededor de alguno de los antiguos blogs, pues perfecto.

Finalmente, nada de lo anterior es posible sin la maravilla procomunal que son RSS, WordPress y todos los que hacen plugins excelentes e Inoreader…

Bien, pues que empiece la conversación.

#TwitterOFF

En Mayo de 2011 me fui de Facebook. Hace una eternidad y sin embargo tengo la sensación de que allí pasé una eternidad. No he tenido ni la más remota sensación de estar al margen de lo que sucede, de haber dejado de contactar con amigos, de no saber qué hace la gente en su tiempo libre, de haberme perdido algunas conversaciones o eventos… Porque, en realidad, la interacción es nula, porque no son amigos, no son relaciones, no son eventos, no son conversaciones… Lo que sucede en Facebook, cómo lo que sucede en Las Vegas, queda en Facebook. No cuenta en la vida real.

Salí de Facebook y me metí en Twitter. Eso era otro rollo. Ahí podías seguir a gente super interesante de primera mano, sin que te aceptaran, sin pedir permiso. Gente de la que eras fan, gente divertida…Mejor dicho, avatares de gente interesante, avatares de gente admirable, avatares de gente divertida….

Ahora me voy de Twitter. El detonante final de la decisión, igual que en Facebook, un enlace descontextualizado y una apelación («¿Qué os parece?») sin esfuerzo de matización, contextualización, réplica o contraréplica en un grupo de amigos de WhatsApp (la argumentación que sigue es igualmente válida para WhatsApp pero éste sirve para otras cosas). Las razones de irme son diversas, ninguna original y todas muy similares a las razones que me sacaron de Facebook. Podrían resumirse en que Twitter es un sumidero de tiempo colosal. Sin embargo hay algunos matices ya que Twitter, para algunas cosas, es sustancialmente peor que Facebook por una razón: mientras Facebook se utiliza para fines eminentemente de ocio, cotilleo, relaciones personales entre gente ya conocida de antemano, Twitter se utiliza como herramienta política y  divulgativa.Twitter es la herramienta que utilizan el activismo, la ciencia, la política y el «pensamiento» para convencer.

A mi también me convenció la idea. Llegué a pensar que ese nivel de relación, distribuido, con igualdad de oportunidad de mencionar a tu amigo del alma o a el POTUS, había cambiado para siempre la comunicación. Ya no habría «broadcasting» sino horizontalidad. Nada más lejos. La revolución no será tuiteada y, lo que es peor, lo que se tuitee jamás llegará a revolución. Un revolución (que se lo pregunten al independentismo) es algo sólido, algo que genera cambios reales en vidas reales. Una revolución, por tanto, requiere de amplios consensos, requiere de una conversación previa para asentarlos, requiere de matices, de inclusividad, de concesiones…requiere de algo más que la suma de vocecitas en 140 caracteres. Pero no sólo eso… la idea, como yo mismo tuve, de que Twitter es, en sí, una herramienta de la revolución pendiente, no es sólo incorrecta: es un oximorón. Desde el sofá no hay revolución. No, en el mundo no #ensmiren por el hecho de que consigamos un trending topic.  Al contrario, el hecho de que pensemos que conseguir visibilizar una reivindicación a través de twitter es, en sí, un logro, hace que olvidemos que el logro es el logro y salir en manifestación sin tener, siquiera, que llevar paraguas, es una cosa bien distinta. La manifestación, presencial en la calle, como su equivalente cibernético (como la colecta del Domund, como la firma de manifiestos, como la bandera en la ventana…) son, de hecho, las herramientas más potentes de desactivación de voluntades. Pura cultura de la adhesión. De la misma manera que ver la bandera del vecino en la ventana no convence e, incluso, genera rechazo abierto, está por nacer aquel a quien una discusión en Twitter le haya convencido de algo.

duty_calls

Tampoco sirve Twitter de gestor de enlaces y recomendaciones que es como algunos lo venden. No entraré en detalles, pero para eso, incluyendo la posibilidad de hacer diarios enteros dedicados a un tema, hay una cosa llamada enlace RSS que le da cientos de miles de vueltas a Twitter. No sólo eso, sino que en Twitter no se encuentran enlaces interesantes sino que los enlaces vienen impuestos desde el timeline. En Twitter no se gestionan enlaces interesantes a los que has llegado por una búsqueda activa con un propósito sino que únicamente se asigna relevancia a enlaces que vienen ya impuestos, en la mayoria de los casos desde medios convencionales, desde aparatos de «broadcasting» tradicional. Al final, cómo siempre habrá algo interesante que leer impuesto desde el timeline, la búsqueda propia, el descubrimiento o la reflexión independiente no se producen nunca. No en vano Twitter congenia a la perfección con la televisión tradicional, con sus tiempos y formas, especialmente en aquellos programas supuestamente activistas. Es decir, las lecturas que se producen son exactamente igual de pasivas que en la TV tradicional, el discurso sigue los tiempos de los mass media de forma irremediable y el papel del usuario es de mero repetidor de los mensajes emitidos desde las cuenta que generan la mayor parte del tráfico de Twitter. En definitiva, desde el punto de vista informativo, una herramienta brutalmente homogeneizadora del discurso, al mismo nivel de los mass media tradicionales con los que se complementa a la perfección, pero que aporta la falsa sensación de estar aportando algo a la comunidad.

Twitter sólo tienen un sentido útil: el rito, la comunión, la puesta en escena de sentimientos comunes. Sin embargo, lo que ahí sucede, para ser real, para ser verdadero, ha de acompañarse de hacer cosas, algo mucho más costoso, humilde, difícil y parcial pero que tambien, cuando es con otros, puede ser rito y comunión y, a la vez, proporciona sensación de relevancia. Hacer no parece muy revolucionario y sin embargo lo es. Poner pequeñas piezas: cambiar de banco, de compañia eléctrica, pagar con IVA, escribir, afiliarse, hacer voluntariado, ofrecer la casa o las habilidades, usar cada compra como acto político y, ojo, conversar.

Hemos llegado al meollo y la situación política actual me viene al pelo ya que es en Twitter dónde la perversión dela conversación se ve con mayor nitidez. Hay quien lo ha escrito mucho mejor pero se puede resumir en que conversar es un acto que requiere esfuerzo. Conversar es un  acto, como bien dice la brillante campaña de El País, exclusivamente humano:

Y no porque lo sea el acto de conversar (llamar la atención, «piar», como en Twitter, es algo que hacen casi todos los animales, algunos de forma muy similar a los humanos), sino porque conversar es mucho más que «comunicar», que llamar la atención «piando». Conversar es empatizar, es ponerse en el lugar del otro. Conversar es escuchar, dejar de lado la tentación evangelizadora, tan proclive al totalitarismo. Conversar, dentro de unos principios universales, no tiene líneas rojas, no tiene a prioris y es la única herramienta capaz de generar consensos amplios que sirvan de base sólida de progreso. Que sirvan para construir, aunque sea paso a paso, pieza a pieza, rama a rama, como en cualquier acto derivado de la razón.

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Conversar, por tanto, es exactamente lo contrario de lo que sucede en Twitter. En Twitter sucede el diálogo de besugos. ¿Quién no se ha visto envuelto en hilos de conversación de estos en los que te asalta una pereza enorme tener que explicar por qué dices eso, de dónde viene, cuales son las fuentes, que lo que dices tiene una base argumental, buena fe y un contexto? Como Quim Brugué decía un día de estos…

Y digo que me viene bien la situación política porque conversar, conversar largo y tendido, con tiempo para pensar, para documentarse, para leer entre líneas, conversar con ánimo de llegar a construir algo duradero, con vocación de universalización pero sin tentaciones evangelizadoras, conversar intentando convencer pero sin desprecio, sin posicionamiento cerrado, conversar sin que se exija adhesión o escarnio, sin que la discrepancia sea la línea roja sino el punto de partida, sin que lo común sea reivindicado sino compartido, señalado y celebrado es, exactamente lo contrario de lo que ha sucedido en las últimas campañas políticas, hechas a medida de Twitter pero con formato televisivo, dirigidas desde dónde siempre y con resultado final de «a ver quién es el guapo que da el primer paso en mostrarse generoso«.

Dejo Twitter para intentar conversar más. Antes lo hacía. Lo hacía porque había gente que escribía. Había gente inteligente que pensaba en voz alta con posibilidad de borrar y editar, de reescribir y repensar. Y esa gente, que en algunos casos está bastante en Twitter, ya no lo hace (o no tanto).  Antes conversábamos en MedOviedo, lo hacíamos en 20000 caligrafías, en Versvs, en Médico Crítico, en Las Indias, aquí mismo… Y esa gente, que en algunos casos ha ganado notoriedad tuitera (irrelevancia que satisface momentáneamente), debería volver a escribir. Porque de esas conversaciones se derivan cosas reales, proyectos necesarios que Facebook y Twitter truncaron porque lo fácil y aparentemente igual de útil, era meterse en Twitter a «conversar», a convencer, a predicar. A mencionar y retuitear. Sin darse cuenta de que la insoportable levedad de Twitter hacía volar la necesaria, costosa, esforzada y duradera gravedad del conversar. Como dice Santiago Alba Rico en este programa imprescindible de Carne Cruda: cambiar consumo por trabajo, cambiar el tiempo de la narración por el de la digestión. Ser partícipe de algo que, como tener un hijo, requiera más dedicación, más compromiso, más generosidad, más esfuerzo…

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El tiempo dirá si, a la larga, dejar Twitter conlleva o no ser participe de una conversación más dedicada que, a la larga, cómo todas las cosas que requieren esfuerzo, desde publicar un artículo científico a hacerse autónomo, genere mayor y mejor sensación del paso útil del tiempo. Mayor y mejor sensación de vivir. En Twitter eso no es ya así (y nunca lo fue) y no vale para otra cosa que no sea confundir. Así que, que comience la conversación que lleva aparejada un hacer, un compromiso, un tejer, para que acabemos construyendo las catacumbas a las que se refiere Carla, personaje de una historia que ya podría escribirse como crónica y no cómo novela. Personaje que teje y hace. Que conversa y hace y asume que hacer, para que sea revolucionario, ha de ser a escondidas del foco, sin trendings. Que asume que ha de ser poco a poco y que, a veces, el compromiso llega a ser tal que exige la propia vida, el tiempo propio (más tiempo propio), cómo fianza:

Si empezásemos a construirlo todo, las comunidades, las cooperativas, las okupaciones, las expropiedades, las redes, las nuevas relaciones, si fuésemos mutando, tal vez la guerra luego no tendría que ser cruenta ni larga ni dejar todo devastado, a lo mejor sería sólo el avance de quienes han sabido cultivar y mantener cada tramo ganado al mar. Si lográsemos que desertaran de sus ejércitos, de sus comisarías, de sus cajas fuertes. O si fuéramos tantos que vencernos significara arrasar el país por completo, cada una de sus calles. Si lográsemos construir catacumbas de superficie pero no imaginarias sino reales, calles superpuestas a las calles, como hay pistas de baile sobre los descampados.

El comité de la noche, Belén Gopegui

Para ser tantos en la misma dirección, en el mismo sentido, cada uno ha de dedicar mucho a poco. No mucho a todo. Así que, manos a la obra.

#TwitterOFF

Nuestro problema es la obediencia civil... Dicho clara y meridianamente por Howard Zinn, en boca de Matt Damon:

 

Via Ad Astra Errans

 

Contra la crisis, un sistema productivo P2P

Hace ya algún tiempo un buen amigo me sugirió un libro para leer sobre qué alternativas tenemos a la crisis. Se trata de un libro claro en su título: «Hay alternativas». Y está escrito por Alberto Garzon, Vicenç Navarro y Juan Torres. Yo tengo claras pocas cosas, pero una, quizá defectuosa de cuándo tonteaba con las Juventudes Liberales, es desconfiar del poder. En general. Eso incluye al Estado. Cualquier estado. Cogí el libro y empecé por las propuestas…. Y vi la primera:

«Constitución de un gobierno mundial que permita compensar y reducir el poder de los grupos privados internacionales, así como facilitar la instauración de un mundo diferente»

No esperaba otra cosa, pero me decepcionó profundamente. Pongo esa propuesta porque es la primera, pero hay decenas de ellas confiando en el estado como solución. Como vehículo para el cambio. No seré yo quien defienda la no necesidad del Estado. Pero sólo como agente que asegura que las relaciones se desarrollen libremente y en igualdad de condiciones. No como gestor, dinamizador o agente del cambio. El cambio viene de la sociedad y el Estado, si no pelea el cambio, como sucede ahora, irá a remolque.

Toda la decepción viene porque, aunque Vicenç Navarro y Juan Torres son añejos, Alberto Garzón representa la esperanza para muchos jóvenes de izquierdas que, por qué no decirlo, son la mayoria de la gente con la que me relaciono habitualmente. Y viene porque existen otros mundos. Diversos, con ideales similares, pero una diferencia. Con propuestas mas frescas y, probablemente, menos erradas. Al menos dichas propuestas no han fracasado aún. Desde el software libre al cooperativismo existe una actitud en la que lo público, lo común, no depende de un poder coactivo, sino que es una actitud, una forma de vivir. Y de entre mis referentes en dichos temas destacan Las Indias.

Pues ya que estábamos con libros y alternativas, los indianos acaban de sacar un librito. Mas bien un manifiesto, de seis mil palabras (no las 200 y tantas hojas del libro de Garzón y colaboradores) en el que, con meridiana claridad se apuntan las causas de la crisis, saliendo de los tópicos localistas (el ladrillo, la corrupción, los mercados…) y se propone la alternativa: Un sistema de producción P2P.
Resumiré muy brevemente las ideas fundamentales. Para quien lea con asiduidad las indias, los conceptos de «Revolucion P2P» o «tercera revolución industrial» son familiares. Pero hace no mucho el propio The Economist sorprendía hablando exactamente de lo mismo (ellos llevan años, aunque ahora se materialice en un manifiesto). Aunque los tiros de The Economist y de ellos tienen diferencias conceptuales importantes, quiere decir que no deben ir muy desencaminados. Las tesis del libro, tomando las conclusiones como guión, se resumen brevemente así:

1. La multiplicación exponencial de la productividad redujo, desde la segunda Guerra Mundial, las escalas de producción.

2. Las comunicaciones y las relaciones entre individuos y agentes sociales se descentralizan paulatinamente gracias al progreso tecnológico.

3. Los dos hechos precedentes junto con la apertura de las barreras comerciales determinó un crecimiento importante del comercio dependiendo, sobre todo, de la aparicion de nuevos mercados periféricos. Como consecuencia disminuyó la pobreza pero aumentó dramáticamente la desigualdad y la inestabilidad económica.

4. Paradójicamente el capital, en lugar de reducir su escala de actuación, la aumentó. La concentración del capital necesita de grandes inversiones que generen réditos igualmente grandes. El capital se convierte en generador de burbujas especulativas, en lugar de financiar la economia productiva. Desde las puntocom al ladrillo. La estrategia de escala incluyó la captura del estado, la recentralización de la red y el endurecimiento de las leyes que impiden «disipar las rentas«, como las leyes de propiedad intelectual e industrial.

5. Dicha estrategia lleva a la «descomposición«, la destrucción simultánea del Estado (atado a los intereses del capital) y del mercado.

6. La aparición de la red determina el resurgimiento del procomún, de la «abundancia» y pone en jaque los monopolios legales basados en la propiedad intelectual o industrial

7. El procomún, el modo de distribución P2P y la ética hacker son llevadas a la práctica en los ámbitos del conocimiento: software, cultura, etc .

8. La aparición de la posibilidad de producir localmente cualquier objeto gracias a impresoras 3D y amparadas en la misma ética determina la posibilidad de disminuir la escala de producción al máximo (cerca del óptimo individual) y de aumentar la autonomia productiva local y el procomún global.

9. La diversidad y particularidad de la producción local y la imposibilidad de expedir títulos para todas y cada una de las nuevas formas de trabajo hace que la Universidad centralizada deje paso a el aprendizaje P2P, a las escuelas del comunal y, sobre todo, la autoeducación.

10. Se teorizan sistemas políticos no centralizados que vehiculen la abundancia: La plurarquia en su forma ideal, los confederalismos en su forma práctica, configuran alternativas más plurales. El Estado, como «gran empresa» que es, es un blanco idóneo para las grandes masas de capital, por tanto, el estado no ha de gestionar nada que pueda ser gestionado desde el procomun.

Esas son las ideas base, por supuesto mucho mejor explicadas. De todas formas pondré un ejemplo sencillo sobre las ideas de escala… Si media España tiene su dinero en el Banco Santander, por decir algo, eso es mucho dinero. Si esa media España le exige al Banco Santander un rédito (para sus cuentas de ahorro, para sus planes de pensiones…) de, digamos un 3-5%, el Banco Santander no puede invertir todo ese dinero en el «pequeño comercio». Necesitaría cientos de miles de pequeños comercios y una legion de gestores investigando sus comunidades locales. Le sale mucho más fácil, rápido y rentable, invertir todo ese dinero en grandes empresas (y eso incluye a los Estados). Así se forman las burbujas… y las crisis. La solución pasa por imposibilitar la generación de burbujas generando un tejido productivo distribuido. Sólo queda una cuestión…que es la financiación de dicho sistema productivo…ahi entran el crowfunding, las cooperativas de crédito o, como deciamos hace meses, sistemas tipo Kiva.

En el libro se teoriza en forma de manifiesto pero los ejemplos concretos son aun mas esclarecedores. Algunos los podéis ver haciendo click en los enlaces que pongo, otros en los videos intercalados y otros, descritos en el libro. Todo ello para demostrar que es algo mas que wishful thinking…Es un manifiesto en el que se proponen alternativas reales, algunas de ellas ya exitosas, que van desde la producción agraria o la producción de energia de forma local a la industria del automovil, pasando, como no, por el ladrillo propiamente:

En definitiva, un manifiesto que ojalá leyeran las jóvenes promesas de la política y se plantearan verdaderas alternativas (a la construcción de un gobierno mundial, que sería, justo lo opuesto a lo que el óptimo de escala actual plantea). Y si no, pues prediquemos con el ejemplo y comencemos a plantearnos construir un mundo de iguales. Un mundo P2P:

Descargar el libro en epub

Ver el libro en español, ingles o esperanto

Los pilares de la democracia actual (y como combatirlos)

La democracia tal y como la conocemos en nuestro país (y en gran parte de los paises occidentales) es considerada un buen sistema de gobierno. La población asume, en gran parte sin rechistar, que la democracia es eso que tanto hemos oido de Winston Churchill de «el peor sistema conocido excluyendo todos los demás». Y, aunque esa frase, como cualquier simplificación, es cierta y perversa a la vez, eso no quiere decir ni que todas las democracias sean iguales por el mero hecho de dejar votar a los ciudadanos, ni, peor aún, que no haya aspectos concretos que puedan ser muy mejorables. Siendo mejor sistema que el resto de los que la humanidad ha probado, la democracia actual, tal y como la concibe gran parte de la población y de los medios, por no decir, la gente encargada de gestionarla, parece un sistema inmejorable. Un callejón sin salida. Y, finalmente, un objetivo en sí misma. Si asumimos que la democracia es un sistema de gobierno que pretende, simplemente, hacer que la opinión de los ciudadanos al respecto de los temas que cada día les conciernen, sea representada y ejecutada de la manera mas acorde a sus deseos posible y que todo en ella se organiza o debería organizarse para conseguir eso, creo que, si bien tenemos un buen camino recorrido, estamos lejos de alcanzar dicho estado con plenitud. En este post pretendo destacar lo que a mi juicio son los pilares de la democracia actual y cómo combatirlos (para mejorarla). Mejor dicho, como impedir que dichos pilares, dejen de ser sólidos e inmutables. Que, no solo cambien, sino lo hagan para representar mejor los intereses de sus ciudadanos.

La primera cuestión importante es que la democracia no es un ente ideal, un constructo. Es un sistema concreto. Es un conjunto de instituciones regidos por unas normas y dirigidos por personas. Personas con intereses, como cualquier persona, aglutinadas en torno a instituciones con funciones concretas y regidas por normas que esas mismas instituciones implantan para ser asumidas por todos los ciudadanos, con la ayuda del poder disuasorio del uso monopolístico de la violencia o la privación de libertad. Y así, con esta sarta de obviedades, empezamos con los pilares que sustentan la democracia:

1. Descentralización.

A todos nos enseñaron que tener 3 poderes (4, añadieron mas tarde, 5 más recientemente) era suficiente para garantizar la representatividad del estado. Pero vamos a empezar con una pregunta. ¿Cuál de estas topologías de red representa mejor la estructura de la sociedad en la que querriais vivir?¿Cual de estas topologías representa mejor en la que vivimos ahora?:

Yo no se vosotros, pero yo contestaría que vivíamos en una red centralizada, que pasó a ser descentralizada y que ahí se quedó, mientras deseamos que se convierta en una red distribuida. Un viejo lema ciberpunk reza que «bajo toda arquitectura de red se esconde una estructura de poder»… Si tenemos en cuenta eso y que cada uno de los puntos de una red centralizada lo dirigen personas o grupos de personas con intereses, puede darse el caso de que un grupo reducido de personas domine una vasta extensión de los recursos de poder. Para beneficio de todos… o no…. No sólo eso, sino que en la red descentralizada de nuestro sistema politico, los nodos principales son los que definen las características de las lineas que unen los nodos, las relaciones entre los miembros de la red. Esas «lineas» son las leyes, las tasas administrativas, la politica linguistica, internet, la distribución de la energía, las leyes de prensa… esas lineas son las formas en las que las personas, físicas o jurídicas, es decir, los nodos, nos relacionamos entre sí. Sea en forma de relación personal, comercial, administrativa o de servicios. Es decir, en una democracia centralizada lo que pase y se decida en el nodo único condiciona dramáticamente a sus nodos secundarios (lease, Corea del Norte). En una red descentralizada (la nuestra), no tanto, pero con bastante intensidad. En una red distribuida perfecta, todo nodo parte de la misma posición de partida y su influencia viene definida por su capacidad individual de influir en otros nodos. No viene dada por su situación de partida ni su capacidad de definir la estructura de sus relaciones. En una sociedad descentralizada, como la nuestra, la capacidad de influir no depende del mérito, depende exclusivamente de la capacidad de ser o gobernar uno de los nodos principales. Y esa posición depende, la mayor parte de las veces, de cosas diferentes al mérito (desde ser magistrado del Constitucional hasta supervisor de planta de un hospital). Que cada uno busque el nodo que más le guste: partido político, medio de comunicación, tribunal supremo, Endesa, asociación de victimas del terrorismo, iglesia católica… Actualmente, posicionarse en la red es posicionarse en los nodos que la controlan. Una red social (real, no Facebook) distribuida perfecta es posible que sea inalcanzable. Porque no siempre los nodos tendrán la misma influencia. Pero ese no es el objetivo final. El objetivo es conseguir que la democracia se acerque a esa lógica distribuida lo mas posible. Para que la sociedad sea lo más justa posible la capacidad de influencia no puede deberse a «a prioris»: renta y posición, fundamentalmente, pero tambien, raza, situacion geográfica, salud y enfermedad… El poder en la red, idealmente, debería ser el resultado de la propia capacidad del nodo de influir en la red para mejorarla y mejorar la vida del resto de nodos. Y eso nos lleva al segundo pilar…

2. Representatividad

Las democracias liberales se articulan en torno a un sistema representativo electoral. Unos pocos representan la opinion de muchos, decenas de miles de opiniones condensadas en un diputado. Un sistema que, sin duda, mejora a cualquier dictadura pero que dista mucho de ser perfecto. Sin embargo, otro de los mantras es que es intocable el sistema de voto cíclico a partidos políticos. Y resulta que eso es mejorable. Siguiendo la lógica de las redes. El sistema actual es descentralizado. Unos cuantos «representan» al pueblo. Esos cuantos se eligen de las listas cerradas que proponen un grupo reducido de partidos. Partidos que eligen a sus representantes por criterios que, de nuevo, no tienen por qué ser democráticos o meritocráticos. Partidos además que proponen «packs» de ideas. No se puede elegir la política electoral de UPyD, las ideas sobre la eutanasia de Ciudadanos, las de sobre legalización de las drogas del Partido de la Libertad Individual y las de software y libertades en la red del Partido Pirata…por poner algunos ejemplos atípicos. Si votas compras un pack completo del que te puede interesar sólo un 10%…Elegir el pack genera la falsa ilusión de que elegimos nuestros destinos. Y eso, está lejos de ser verdad. La fiesta de la democracia, dicen.. Pero hay formas mejores de representar adecuadamente las ideas de los ciudadanos tomadas individualmente. No quiero ser exhaustivo en las diferentes formas que se proponen de democracia participativa, pero en estos momentos la tecnología permite, perfectamente, que cada uno pueda votar desde su casa propuestas concretas. Eso no implica que todo el mundo tenga que votar en cada momento sobre todas las propuestas. Pero seguro que implica en la votación a mucha más gente y, sobre todo, a gente más informada. Yo puedo no votar en el 90% de las propuestas porque no me afecten directamente pero seguro que votaré en aquellas que me afecten y motiven. Por poner un ejemplo, puedo no votar lo que me parece la ley de autónomos, pero seguro que votaré qué sistema sanitario prefiero. Habrá temas que vote muy poca gente, habrá otros que vote el 100% de la gente. Hay sistemas intermedios, como las listas abiertas, que es una mejora del sistema descentralizado y hay quien aboga no por el gobierno de la mayoria, sino por sistemas en los que todo actor individual decide sobre sí mismo, pero carece de la capacidad y de la oportunidad para decidir sobre cualquiera de los demás actores como la plurarquia, sistema de una organizacion distribuida ideal. Lo que está claro es que hay que superar la ilusión de que votar cada 4 años es decidir. Y menos si sólo se puede votar entre los escasos «packs» que se proponen. Sobre todo porque los «packs», los partidos, no sólo deciden en función de sus votantes. Y eso nos lleva al tercer pilar…

3. Clientelismo

Los nodos principales (instituciones, medios, tribunales, corporaciones…) de una red descentralizada pueden ser influidos por los nodos pequeños, si estos son muchos. Pero en general, es más probable que un nodo grande, pongamos, un partido político, responda de forma más crítica, rápida y eficaz a una amenaza de otro de los nodos grandes. Es decir, si Telefónica se pone firme se desmantela a sus reguladores, sin mas… Para que una iniciativa ciudadana sobre el mismo tema se lleve a cabo necesita de cientos de miles de adhesiones y, aún así, puede no prosperar. Y como ése se podrían poner cientos de ejemplos en los que el interés de un grupo de presión importante, de un nodo de un tamaño significativo, supone mucha más influencia para que se tome una decisión, que cientos de miles de presiones de los nodos pequeños. Esa topología de red es, entonces, la más propicia para favorecer grupos de presión grandes. Sea Telefónica o sea la Iglesia Católica, por encima incluso de lo que opine la mayoría de la población. Así, podemos ir a la Guerra de Irak aunque haya un 80% de poblacion que se oponga o se puede cambiar la ley del aborto aunque un 68% de la población esté de acuerdo en una ley de plazos (y no de supuestos). Los ejemplos son multiples, desde las entidades financieras rescatadas, constructoras, empresas eléctricas, etc… Para que la red descentralizada sea resiliente necesita que los nodos grandes se mantengan. Y así lo hacen…unas financian a los otros, los otros legislan para los unos… Y no sólo eso. Los nodos grandes que, teóricamente, están encargados de velar porque ese tipo de acuerdos no violen los derechos de los ciudadanos, como los tribunales o las agencias reguladoras, han sido colonizados por otros nodos grandes. Generalmente, los partidos políticos. Así, el Tribunal Constitucional, la Fiscalia General del Estado, el CGPJ, los miembros de CNMV, el Tribunal de Defensa de la Competencia…todos dependen de unos pocos nodos… Por eso, la defensa de las instituciones, como entidades independientes del resto de nodos, es fundamental. Y eso nos lleva al siguiente pilar…

4. Justicia

La Justicia, teóricamente, ejerce de balance, de contrapeso al resto de poderes. Es un nodo que no es único, es más bien, una red de nodos, de importancia pequeña cada uno de ellos, y con nodos superiores de gran poder. En las instancias pequeñas opera la Justicia de verdad. Personas, nodos pequeños, con sus ideas y su bagaje que acceden por méritos a una institución y ejercen la justicia con libertad dentro del marco jurídico establecido. Tienen cierto margen a la interpretación de la ley dependiendo de las circunstancias y capacidad de sentar jurisprudencia, es decir, de establecer una opción jurídica diferente dentro del abanico limitado de posibilidades que ofrece una ley. Sin embargo el problema viene cuando hay que disputar con los nodos grandes…ahí, los que hacen las reglas y los que las ejecutan ya no se diferencian tanto. Hasta el punto de la opción al recurso final del indulto. Podríamos optar por dos fórmulas para evitar que eso suceda. O bien mantener un sistema horizontal en el que cada juez sea soberano para decidir sobre cada tema y su puesto únicamente rinda cuentas a la propia Justicia o bien, si mantenemos una estructura vertical de apelación, aseguramos que el sistema no pueda ser «hackeado» por los nodos grandes. Sistema de promoción individual profesional, no electivo ni nominativo. Este es uno de los pilares fundamentales. Pero no sólo en cuanto a su composición, sino en cuanto a su eficiencia. Justicia hay si el sistema tiene una estructura adecuada, accesible y ágil. Esperar 6 o 7 años por una resolución beneficia sólo a quienes pueden esperar. Esos no son los nodos pequeños, los ciudadanos.

5. Nacionalismo

El nacionalismo es el pegamento que permite todo lo anterior. El anillo que los gobierna a todos. El nacionalismo permite que gente dispar en ingresos, intereses, profesión, anhelos y actitud se aglutine en torno a unas instituciones que identifica como propias y que comparte con una comunidad imaginada con la que, supuestamente, comparte intereses. Una comunidad imaginada es un grupo de ciudadanos que, en ocasiones supera las decenas, centenas o incluso a miles de millones de ellos. Y se supone que esas centenas de millones de personas comparten intereses y, por tanto, se aglutinan bajo un territorio (ni siquiera es necesario este requisito: vease Islas Malvinas), un conjunto mínimo de símbolos (bandera, himno, escudo), un destino común y, lo más importante, unas instituciones comunes. Y esto es lo mas importante por la sencilla razón de que cada nacionalismo reproduce, curiosamente, la topología de la red institucional (y, por tanto, la red de grupos de presión, de nodos grandes). Uno puede pensar que primero es el sentimiento de pertenencia a un territorio y a las señas de identidad y despues las instituciones, como consecuencia. Realmente es al revés. Las reivindicaciones nacionalistas suceden a la aparicion de instituciones y no al revés. Sean esas instituciones la República Francesa o el valle de Arán. El nacionalismo es la herramienta perfecta para mantener a los súbditos aglutinados en torno a unas instituciones y, por tanto, la herramienta más utilizada por los gobernantes para reforzar el apoyo de los súbditos ante circunstancias en las que las instituciones (y, por tanto, sus redes clientelares, los otros nodos grandes) se vean en peligro. Cuanto más grande, mas irracional, más injustificable a los ojos de los ciudadanos es una decisión institucional, más grande es la bandera. Cuanto peor el sacrificio, más grande la apelación a la patria. Y eso pasa con cualquier nacionalismo. Desde EEUU hasta Irán. El cuestionamiento de este pilar es el más dificil de todos. Porque un ataque a la institucion garante de la identidad supone, en un silogismo perfecto, un ataque a la propia identidad y, en definitiva, a los ciudadanos aglutinados bajo dicha identidad. Por eso no se puede criticar la politica lingüistica de la Generalitat sin ser anticatalán o ironizar sobre el deporte español sin que se subleve el personal…Pero nuestra vida no discurre en una comunidad formada por millones de personas. Discurre en redes personales, profesionales y de intereses que, a lo sumo, suman un par de cientos de personas. Esa es nuestra comunidad real. Y la comunidad real es el contexto dónde ejercemos la ciudadanía. Uno puede defender racionalmente su lengua o, incluso, su territorio, sin apelar a entidades imaginarias, sino a su red particular con la que habla en esa lengua, influyendo en su escuela, sus amigos, los profesores de sus hijos…  Sólo desde la comunidad real es visible la influencia de un individuo en una red distribuida. Aceptando la ilusión de que podemos decidir sobre el destino de millones de personas compatriotas, mediante el voto o la adhesión a los garantes de la correcta nacionalidad, sea cual sea ésta, lo único que hacemos es renunciar a influir sobre nuestro propio contexto. Por eso las reivindicaciones deben plantearse desde lo local, que es lo real, no desde lo nacional, que es, en gran parte, mitológico.

6. Medios de comunicación

El cuarto poder siempre ha sido considerado necesario como otro contrapeso al poder político. Pero, de nuevo, los medios centralizados son nodos demasiado grandes y con demasiada influencia en la red ciudadana, de tal forma que su estabilidad y su control son objetivo prioritario de aquellos nodos que pretendan influir en toda la red. Eso incluye a gobiernos y a empresas. Un ejemplo de la imposible independencia de los medios ante empresas grandes e instituciones… Por tanto el objetivo es reducir el tamaño de esos nodos en la red. Siempre hará falta el mediador, el periodista. Alguien que recopile, digiera y transmita de forma clara la información. Pero eso es muy diferente a que sean medios grandes los transmisores de la información. De hecho una red de periodistas blogueros incipiente y cada vez mas especializados hace posible el cambio de paradigma. Se puede transmitir informacion sobre casi cualquier lugar y recopilar información de fuentes diversas sin estar allí siquiera. Leyendo a periodistas locales, recogiendo informes oficiales, viendo ruedas de prensa retransmitidas, viajndo de vez en cuando al lugar… En este caso, es probable que las propias ineficiencias del modelo antiguo lleven a la aparicion de un nuevo paradigma para la información general y para la informacion especializada los propios generadores de la información (médicos, científicos, abogados, arquitectos…) pueden transmitir su opinion sobre los temas que dominan. En cualquier caso, nunca está de más recordar la importacia de descentralizar este pilar de la democracia tambien.

7. Activismo

Finalmente llega el papel del ciudadano en el sistema. En la lógica descentralizada el ciudadano se adhiere a propuestas generadas desde nodos grandes que considera influyentes en la red. Sean partidos políticos, sindicatos, ONGs o la Iglesia Católica… Sin embargo, en la pirámide del compromiso ciudadano, la adhesión representa un compromiso menor con lo que se quiere reivindicar. No implica trabajo por la causa concreta, simplemente requiere conocer el tema a reivindicar, formarse una opinión y adherirse a las acciones que otro plantee al respecto. En el mundo distribuido la adhesión no supone nada, no aporta valor a la red. Dentro de una comunidad real (que, se me olvidó antes, no tiene que ser una comunidad unida geográficamente, puede ser la comunidad de científicos trabajando en virus Ébola, por poner un ejemplo), el activismo requiere de implicación con la comunidad. Y la implicación conlleva deliberación e interacción entre sus individuos. Eso no limita el alcance a nuestra comunidad, sino que si la reivindicación es asumible por mucha gente, se irá propagando por la red de iguales de forma viral.Siguiendo la lógica del trending topic pero con una diferencia… que el grado de compromiso de cada uno con la idea será muy superior si quien se la transmite es un igual y quien la asume lo hace desde el convencimiento de la deliberación y la interacción. Cuanto más compromiso, más posibilidades de que la reivindicación movilice la conducta y genere valor añadido en la comunidad real. La adhesion no aporta valor. La participación y la interacción sí, porque movilizan la conducta. La actitud del «no propongas, haz» sólo puede aportar resultados visibles que refuercen al activista desde la comunidad real en la que el individuo puede reforzarse viendo resultados reales, no desde la comunidad imaginaria donde necesita de la implicación de los nodos influyentes para alcanzar la visibilidad y, por tanto, la efectividad de lo propuesto. Así, por poner un ejemplo, cambiar la sanidad española empieza por discutir, proponer y hacer en nuestro centro de salud y explicar los resultados de ese diálogo, de esa actitud. Eso puede influir en la comunidad vecina, la del centro de salud del otro barrio o la del hospital de referencia de ese centro, eso acabará influyendo en el resto y de ahi a toda la sanidad catalana y así sucesivamente hasta contagiar, si la idea es realmente asumible y compartida en esa red de comunidades reales, a todo el grupo de nodos pequeños con los mismos intereses. Es decir, el compartir, reflexionar, actuar se ha de hacer en la forma P2P, de igual a igual. Y así se pueden conseguir cosas de una forma mucho más efectiva que clickando un «Me gusta» o firmando una adhesion a una reivindicación.

Y, por fin, llegamos al final…

8. Internet

Toda la argumentación anterior sobre cómo mejorar nuestra democracia se sostiene sólo en una topología de red distribuida. En un pueblo pequeño esa topologia sucede casi naturalmente.  Pero en el mundo actual esa topologia requiere de una herramienta que permita conectar de forma rápida, neutral y global a cualquier nodo de la red. Esa herramienta es internet. Y por eso la lucha fundamental por los derechos se libra ahí. Y por eso cada acción y cada actitud con respecto a la red importa. Porque en internet tambiene están apareciendo nodos de mucho poder. Poder que nosotros les proporcionamos, usando sus sistemas de filtrado de datos, concediéndoles nuestros datos personales, restringiendo nuestras opciones a un «me gusta»… La herramienta, en este caso, importa. No sólo no es inocente sino que el uso que le demos configura a la propia herramienta influyendo en la información futura que recibamos y, por tanto, muy probablemente, en la forma en que actuemos en el futuro. Diez minutos de meridinaa claridad al respecto:

En resumen, y para acabar, desde un activismo P2P, ejecutado con herramientas libres y neutrales, debemos proponer, contribuir e interactuar para generar la conciencia de que la red que nos sustenta, desde la Justicia a cómo nos procuremos la energía, debe tender a aproximar su topología hacia la forma que asegura el acceso e influencia igualitarios en la propia red, la topología distribuida. Con un único objetivo, que la red sea una red de ciudadanos iguales cuya capacidad de influencia y reputación no dependa de su renta o su posición de partida, sino de su capacidad de mejorar la propia red.

 

El «comunismo» de los científicos

Estoy leyendo uno de esos libros que ponen por escrito todo aquello que uno intuye que cree pero no sabe cómo explicarlo bien. El libro en cuestión es The Hacker Ethic de Pekka Himanen (con prólogo de Linus Torvalds, creador del sistema operativo Linux y referente en software libre, y con epílogo de Manuel Castells, profesor de la Universidad de California en Berkeley y autor del libro La era de la información). Cuando lo acabe ya haré un resumen de las ideas fundamentales, pero lo que hoy quiero comentar es que menciona una cuestión para mí fundamental en la defensa del conocimiento libre y la abolición de las patentes.

Antes de empezar a leer el libro y, probablemente, porque las fuentes que me alimentan en estos temas tienen origen común, yo ya intuía algo perverso en la forma en que se hace ciencia y la forma en la que se aprovechan los hallazgos de la ciencia. Algo que mencionábamos en el post (P)atentar contra la vida de hace algunas semanas y que, básicamente, consiste en denunciar que el esfuerzo común que posibilita que se haga investigación, que, muy mayoritariamente, sobre todo en las ciencias básicas que sirven de sustento a las aplicadas, se realiza por los gobiernos (con dinero de todos) es obligatoria y afortunadamente abierto (por la propia naturaleza del peer review y el sistema de publicación) mientras los réditos económicos que esa investigación genera son privados, basados en la asignación de monopolios que no se basan (sólo) en la innovación sino, sobre todo, en el ejercicio de una posición de superioridad en mercados relativamente cerrados. La lógica de la escasez para mantener grandes y lucrativos negocios donde el mérito es tener una posición (ser lobby) frente a la lógica de la abundancia, que disipa las rentas, es decir, que redistribuye la riqueza entre aquellos que han invertido, con mucho más riesgo (la ciencia básica es mucho más «económicamente incierta» que la aplicada), en generarla. Osea, todos los contribuyentes, aunque de algunos paises mas que de otros.

Pues con eso en la cabeza me he topado con este parrafo del libro, del que os muestro una foto:

Sólo ese párrafo ya compensa todo lo que cuesta el libro. A los autores no les gusta mucho eso del «comunismo» de los científicos, ya que, para ellos el comunismo tiene la misma raíz protestante de la ética del trabajo que el capitalismo, pero eso es otro cantar. A mi me gusta mucho la idea, porque da fuerza a una contradicción clave. Para que haya un mercado «libre» innovador y en constante crecimiento y que genere unos beneficios globales, pero muy desiguales en beneficio de aquellos que tienen el monopolio de uso de determinada información, ha de haber un almacen abierto y gratuito de conocimiento generado por científicos «comunistas» y a dónde los patentadores van a abastecerse para luego restringir el acceso a todos los demás y así enriquecerse. Con el agravante de que el científico ha de detallar hasta lo más mínimo de su proceso y el patentador te puede meter en la cárcel por usar siquiera un trocito de su «invento». Y con el agravante mayor de que ese almacen se paga, en su mayor parte, por las clases medias que tienen nómina, mientras algunos de esos cazadores de ideas se llevan sus plusvalías a buen recaudo fiscal.

Osea, para mí, hay dos batallas fundamentales en favor de la justa redistribución de la riqueza y ninguna pasa por que sea el Estado su gestor: La primera mantener una red libre y neutral que asegure que todos los nodos de la red pueden acceder a cualquier punto de la red. Y la segunda, que la información derivada de cualquier esfuerzo común (que es prácticamente todo lo que se patenta) ha de ser libre. Eso no quiere decir que los productos sean gratis. Eso quiere decir que cualquiera pueda usar la información en su propio beneficio o en beneficio de todos.

Yo avalo… Pirata

Hace unos meses PSOE y PP, con la siempre inestimable ayuda de los representantes locales del stablishment, CiU y PNV, llegaron a un acuerdo para cambiar la ley electoral. Contra todo pronóstico no fue para hacer listas abiertas o reclamar primarias obligatorias. Fue para restringir las opciones todo lo posible y eliminar el «efecto #nolesvotes». Modificaron la ley para exigir una nimiedad, una cosita de nada… que cada partido sin representacion parlamentaria actual que se quiera presentar recoja avales correspondientes al 0.1% de cada circunscripcion a la que se quiera presentar. Eso implica que para presentarte en toda España necesitas 45000 avales (45000 que quieran firmar su apoyo) aproximadamente. No sólo eso… sólo puedes avalar a un partido. Con lo que, aparte de restringir aún más las opciones, te obligan a posicionarte públicamente sobre tu voto. O sobre una de tus posibilidades de voto.

El partido Pirata en Cataluña comenzó Yo Avalo, una iniciativa abierta a otros partidos para intentar evitar el escollo. Crearon una web para avalar simbolicamente a cualquier partido político. Tras una primera fase de votos sigue una segunda fase en la que sólo los partidos mas votados en la primera siguen adelante, y así maximizar las opciones de que alguno llegue a presentarse. En la tercera fase, que es en la que estamos, el partido al que avalas te envía los papeles necesarios para recoger los avales y que puedan formalizarse.

Yo avalé inicialmente al Partido de la Libertad Individual. Manías que tiene uno. No pasó la primera fase y ahora me he decantado por los Piratas. Que cada vez me gustan más. No por su programa político concreto, sino por su defensa de las herramientas de la democracia, su filosofía «OpenAccess» y su organización transversal. En estos momentos importa tanto o más las herramientas que los programas concretos. Y creo que las politicas concretas no las garantiza nadie y los partidos mayoritarios están ideológicamente muy alejados del espiritu de internet y la filosofia Open Access (de hecho, no entienden nada que tenga que ver con la red). Yo avalaré Pirata, pero si alguien se suma, bienvenido será. En mi hoja de firmas sobran 3 huecos. Con un poco de suerte pasa como en Berlín, que los políticos convencionales se llevan un susto mayúsculo…

En estos días de indignación, del «No propongas, haz«, me parecería muy hipócrita no gastar siquiera dos minutos en avalar un partido, sea el que sea (desde Equo a Escaños en Blanco) para intentar pluralizar un poco las opciones electorales que, de no ser por los avales, se restringirán a los 2 partidos grandes, IU y UPyD  y los partidos nacionalistas.

Que sea improbable que alguno de esos partidos salga votado no exime de ayudar a que, en parte, las 800.000 personas que votan partidos minoritarios, se sientan representadas en esta democracia. Por que, si no, que no se extrañen de manifestaciones de 800000 personas gritando «Que no, que no, que no nos representan».

No queda mucho para que termine el plazo y la libertad es twitear pero, sobre todo, es interacción y compromiso. Osea, un poco de esfuerzo democrático.

 

(P)atentar contra la vida

Hace tiempo que intento aclarar mi postura respecto a la propiedad intelectual. Con propiedad intelectual me refiero a toda clase de idea, utensilio o tecnología que suponga una novedad o la innovación de otra existente. Osea, todo aquello que, hoy por hoy, puede ser patentable o registrable como «inventado» por un individuo o empresa y, por tanto, explotable de forma exclusiva por ellos durante un tiempo determinado. Para otro momento dejaremos las “creaciones” artísticas, que las creaciones son cosa divina y merecen tratamiento aparte.

Hoy me he decidido a escribir porque creo tener cada vez mas clara la postura. Cada vez más nítida mi posición en contra de las patentes en general pero, muy en particular, de todas aquellas que, en todo o en parte, se hayan derivado de un esfuerzo público. Y lo que ha hecho que aclare mi postura es un magnífico post sobre las células HeLa y la polémica que surgió tras su descubrimiento.

Muy brevemente, las células HeLa son una línea celular inmortal, utilizada casi universalmente en los laboratorios de investigación biomédica y que fue obtenida a partir de muestras del cáncer de cérvix de una paciente del hospital Johns Hopkins llamada Henrietta Lacks. Está línea celular se vende, aunque no está patentada y, por tanto, hace que haya gente que gane dinero con ellas. Mucha gente, excepto Henrietta, que está muerta, y su familia, afroamericana y humilde, que lucha por percibir una parte de los beneficios que genera su comercialización. Dejando de lado los detalles del procedimiento y el consentimiento informado, la pregunta que flota en el aire es ¿qué derecho tiene una familia a reclamar ganancias monetarias por algo que, no sólo no es un mérito suyo ni de su familiar sino que llega a través de un procedimiento diagnóstico habitual? Por otro lado el contrapunto, ¿qué derecho tiene alguien a ganar dinero en exclusiva con unas células ajenas y con la ayuda de unas tecnologías que, en su mayor parte, proceden de hallazgos previos impatentables? En el caso de las células HeLa no aplica porque no fueron patentadas y, por tanto, aunque comercializadas, nunca lo fueron en exclusiva, pero en muchos otros hallazgos científicos similares, ¿qué derecho tiene alguien a comercializar algo de forma exclusiva por el simple hecho de culminar en primer lugar una tarea que, muy probablemente, haya involucrado a cientos o miles de personas, todas ellas realizando pasos imprescindibles para la consecución del producto patentado?

La respuesta legal (no necesariamente lógica, ni mucho menos) nos la da el propio origen de la palabra patente. Como explica bien la Indianopedia, la única diferencia entre un pirata y un corsario era la “patente de corso”, es decir, el beneplácito real a realizar el mismo expolio a cambio de una parte de los beneficios. Más tarde este beneplácito se extendió a las invenciones y de ahí se deriva la legislación actual. Superado el motivo inicial de la patente en el momento actual la justificación para mantener las patentes es la innovación. Los defensores argumentan que sin la posibilidad de explotar una invención o un producto de forma exclusiva, los inventores se verían desincentivados para conseguir nuevos productos y, por tanto, se frenaría la innovación. Sin embargo, como la propia Wikipedia refleja parece que, como mínimo, esta justificación no tiene demasiado sentido hoy día. No sólo no es que incentivan sino que la experiencia en algunos campos de la innovación, como la ciencia o el software, la frenan dramáticamente.

Pero remontemos arriba en el argumentario. En principio se asume que la existencia de un monopolio es un problema para el mercado. Las posiciones monopolísticas son, teóricamente, perseguidas en todas las democracias liberales. Sin embargo los productos derivados de la innovación sí pueden ser explotados monopolisticamente desde un punto de vista utilitario. Algo asumido como injusto (el monopolio) deja de serlo desde el momento en que nos pueda beneficiar. Por otro lado, los descubrimientos de elementos naturales, las técnicas, las ideas y cualquier otra actividad humana intelectual, innovadora o no, excepción de las artes, no merecen la protección de la explotación en exclusiva mientras no puedan ser convertidas en producto industrial, es decir, monetarizadas. Osea, que la protección no es al esfuerzo de crear o innovar, la protección es, exclusivamente, a la capacidad de explotar una idea. Eso ya genera la primera controversia. No protegemos realmente la innovación, las nuevas ideas, protegemos la concreción de esas ideas. Su industrialización. Osea, la innovación no da derecho a la explotación exclusiva: La utilización de una idea ajena para una conferencia propia no es punible. La utilización de una idea ajena para un experimento propio es el pan nuestro de cada día. Es decir, el aprovechamiento intelectual de una idea para nuestro propio beneficio no sólo no es ilegal, sino que es frecuente, casi obligado en algunos campos. Queda el derecho moral del creador de la idea, el derecho a cita. Pero ni siquiera eso es obligatorio. Entonces, si no protegemos las ideas, sino su industrialización y si la atribución de las ideas a sus ideólogos no es un valor necesario para mantener la innovación, ¿por que defendemos las patentes?.

Lo ilustraré con un ejemplo. Natalizumab es un anticuerpo monoclonal humanizado contra la integrina alfa4 de los glóbulos blancos. Es el tratamiento más efectivo hasta la fecha para la esclerosis múltiple. Su aparición en el mercado no es (sólo) mérito de Biogen. Su aparición depende de que alguien descubra el papel de los linfocitos T en la esclerosis múltiple, que alguien vea que necesitan una integrina para penetrar al cerebro, que esa integrina se descubra, se secuencie, se identifique, se cristalice, que alguien elabore un anticuerpo no humanizado para detectarla, que la use en ratas, que vea que es efectiva en ellas… y, por último, que una empresa con capacidad de monetarizar esa secuencia de actos creativos agudice el ingenio, compre los derechos, la ensaye y la venda. La empresa obviamente arriesga, aunque no mucho, porque, al final, le compensa. Pero esa no es la clave. La clave es que ellos utilizan una posición de superioridad industrial para ejecutar en exclusiva un derecho que no sólo ha requerido de su inversión, sino de muchas inversiones previas de distintas agencias científicas, muy probablemente pagadas con impuestos, que han puesto dinero a fondo perdido para que otros culminen, bajo un riesgo claramente inferior al asumido por las entidades públicas, llegado el momento óptimo para hacer dicha inversión. Y esa posición de superioridad no se la da el haber sido creativo o innovador, sino tener una capacidad operativa mayor en un mercado relativamente cerrado (a ver quien es el listo que monta una empresa farmacéutica). La recompensa al sistema público, que ha invertido muchos impuestos en que se llegue hasta la culminación útil de una idea es un fármaco muy efectivo, extraordinariamente caro que, de nuevo, pagamos todos con los impuestos.

Si todo esto redundara en un beneficio social global pues, quizá la “injusticia” del monopolio fuera compensada por la “utilidad” de la injusticia. Pero parece que ni siquiera es así. Al menos en lo que a la industria farmacéutica se refiere, un estudio ya clásico, demuestra que las patentes farmacéuticas no sólo no favorecen la innovación sino que desincentivan la búsqueda de nuevos fármacos o la búsqueda de nuevas aplicaciones a los ya existentes. Cuando la industria ejerce un monopolio sobre un fármaco y se trata de una industria (muy) concentrada, otras industrias no sólo pueden desincentivarse para entrar en un campo ya explotado sino que pueden acordar no interferir entre ellas. La proporcion de gasto invertido en marketing respecto al invertido en investigación nos da una pista. En los ultimos años la proporcion de beneficios de empresas farmacéuticas dedicados al marketing ha crecido sustancialmente respecto al gasto en innovacion. Compensa mucho más exprimir mediante el marketing el rendimiento de un fármaco que buscar uno nuevo. Y cuanto más tiempo dure el periodo de explotación exclusiva del fármaco, más compensa usar el marketing antes que innovar en buscar otras cosas. Por otro lado, parece que para que aparezca innovación siempre ha de aparecer de la mano de grandes inversiones privadas. Sin embargo hay muchisimos ejemplos de innovación sin grandes recursos e inversiones cuyo máximo ejemplos es el software libre pero tambien en la ciencia aplicada. Ensayos públicos o financiados por fundaciones o asociaciones de pacientes, relativamente baratos, pueden encontrarse en multitud de fármacos y patologías. No sólo eso sino que, teniendo en cuenta que las compañias farmacéuticas cobran por sus fármacos y compensan lo invertido y tienen para pagar cuantiosos bonos y dividendos gracias a dinero obtenido, mayoritariamente, con impuestos, quizá a los estados les compensaría invertir más en investigación translacional y pagar menos por los medicamentos de sus ciudadanos. Pero hay mucha gente que tendría que dejar de vivir tan bien… las primeras las farmacéuticas pero no sólo… las oficinas de patentes cobran por patente registrada… la EMEA y la FDA se financian en gran parte con la industria… Es decir, al final, existe un lobby beneficiado y un funcionariado financiado directamente por el lobby para acabar de cerrar el círculo.

En estos días hemos vivido una guerra por controlar patentes que da que pensar. Apple frena la comercializacion de la tablet estrella de Samsung, que lleva Android, sistema operativo de Google. Google compra Motorola Mobility por sus patentes, para contrarrestar el ataque. Carteras de decenas de miles de patentes sólo pueden significar que lo que es negocio no es innovar, sino patentar. Utilizan una posicion oligopólica para perpetuar gracias a monopolios legales dicha situación. Y la estrategia para ganar mercado es sacar a los demás del mercado porque tú has “visto” antes una innovación que, quizá fuese hasta lógica (el doble click o la previsualización de una imagen están patentados, por ejemplo). Y los lobbies industriales entienden que dónde tienen que hacer presión para perpetuarse es en las leyes de coyright y propiedad industrial, que les darán más réditos con menos esfuerzo.

Ahora estamos con una vuelta de tuerca más… Hasta ahora los productos de la naturaleza, los “descubrimientos”, no eran patentables. Pero, a pesar de que, anteriormente se había desestimado esta posibilidad, por ejemplo con el genoma humano de Venter, ahora hay genes que si pueden ser patentados. Y en esas están, por ejemplo con el gen BRCA, responsable de cáncer de mama y ovario hereditarios. Ese gen existe en la naturaleza, alguien lo descubre y otro diferente patenta su método de análisis y desde entonces sólo ese otro puede hacer los análisis. Aunque la técnica sea algo, en estos momentos, al alcance de cualquier laboratorio medio con el abaratamiento de las técnicas de secuenciación.

Todo esto no tendría importancia si estuviéramos hablando sólo de avanzar. Pero avanzar, en algunos casos, como el del BRCA o las células HeLa o el natalizumab, tiene costes sociales que, de nuevo, repercuten, en gran parte, en los estados y sus ciudadanos. Por eso, si el software libre es imparable, de WordPress a Firefox, con una calidad superior al comercial, si la ciencia avanza en disciplinas básicas de forma vertiginosa, si cada vez hay más y mejor conocimiento en todos y cada uno de los ámbitos del conocimiento no mercantilizables… no veo la razón por la que hay que (p)atentar contra la vida. Imaginemos que la rueda, el hacha magdaleniense, el barco de vela o, como dicen por ahí, el internet, hubieran sido patentados. ¿Habrían contribuido aún más al progreso y la innovación? Si la respuesta es que no, entonces no hay por qué legislar a favor de un monopolio que, en cualquier otro ámbito, se considera nocivo y perseguible.

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