antroposcopio

Oteando ideas, actitudes y comportamientos

Categoría: Obligados (página 2 de 5)

Contra la crisis, un sistema productivo P2P

Hace ya algún tiempo un buen amigo me sugirió un libro para leer sobre qué alternativas tenemos a la crisis. Se trata de un libro claro en su título: «Hay alternativas». Y está escrito por Alberto Garzon, Vicenç Navarro y Juan Torres. Yo tengo claras pocas cosas, pero una, quizá defectuosa de cuándo tonteaba con las Juventudes Liberales, es desconfiar del poder. En general. Eso incluye al Estado. Cualquier estado. Cogí el libro y empecé por las propuestas…. Y vi la primera:

«Constitución de un gobierno mundial que permita compensar y reducir el poder de los grupos privados internacionales, así como facilitar la instauración de un mundo diferente»

No esperaba otra cosa, pero me decepcionó profundamente. Pongo esa propuesta porque es la primera, pero hay decenas de ellas confiando en el estado como solución. Como vehículo para el cambio. No seré yo quien defienda la no necesidad del Estado. Pero sólo como agente que asegura que las relaciones se desarrollen libremente y en igualdad de condiciones. No como gestor, dinamizador o agente del cambio. El cambio viene de la sociedad y el Estado, si no pelea el cambio, como sucede ahora, irá a remolque.

Toda la decepción viene porque, aunque Vicenç Navarro y Juan Torres son añejos, Alberto Garzón representa la esperanza para muchos jóvenes de izquierdas que, por qué no decirlo, son la mayoria de la gente con la que me relaciono habitualmente. Y viene porque existen otros mundos. Diversos, con ideales similares, pero una diferencia. Con propuestas mas frescas y, probablemente, menos erradas. Al menos dichas propuestas no han fracasado aún. Desde el software libre al cooperativismo existe una actitud en la que lo público, lo común, no depende de un poder coactivo, sino que es una actitud, una forma de vivir. Y de entre mis referentes en dichos temas destacan Las Indias.

Pues ya que estábamos con libros y alternativas, los indianos acaban de sacar un librito. Mas bien un manifiesto, de seis mil palabras (no las 200 y tantas hojas del libro de Garzón y colaboradores) en el que, con meridiana claridad se apuntan las causas de la crisis, saliendo de los tópicos localistas (el ladrillo, la corrupción, los mercados…) y se propone la alternativa: Un sistema de producción P2P.
Resumiré muy brevemente las ideas fundamentales. Para quien lea con asiduidad las indias, los conceptos de «Revolucion P2P» o «tercera revolución industrial» son familiares. Pero hace no mucho el propio The Economist sorprendía hablando exactamente de lo mismo (ellos llevan años, aunque ahora se materialice en un manifiesto). Aunque los tiros de The Economist y de ellos tienen diferencias conceptuales importantes, quiere decir que no deben ir muy desencaminados. Las tesis del libro, tomando las conclusiones como guión, se resumen brevemente así:

1. La multiplicación exponencial de la productividad redujo, desde la segunda Guerra Mundial, las escalas de producción.

2. Las comunicaciones y las relaciones entre individuos y agentes sociales se descentralizan paulatinamente gracias al progreso tecnológico.

3. Los dos hechos precedentes junto con la apertura de las barreras comerciales determinó un crecimiento importante del comercio dependiendo, sobre todo, de la aparicion de nuevos mercados periféricos. Como consecuencia disminuyó la pobreza pero aumentó dramáticamente la desigualdad y la inestabilidad económica.

4. Paradójicamente el capital, en lugar de reducir su escala de actuación, la aumentó. La concentración del capital necesita de grandes inversiones que generen réditos igualmente grandes. El capital se convierte en generador de burbujas especulativas, en lugar de financiar la economia productiva. Desde las puntocom al ladrillo. La estrategia de escala incluyó la captura del estado, la recentralización de la red y el endurecimiento de las leyes que impiden «disipar las rentas«, como las leyes de propiedad intelectual e industrial.

5. Dicha estrategia lleva a la «descomposición«, la destrucción simultánea del Estado (atado a los intereses del capital) y del mercado.

6. La aparición de la red determina el resurgimiento del procomún, de la «abundancia» y pone en jaque los monopolios legales basados en la propiedad intelectual o industrial

7. El procomún, el modo de distribución P2P y la ética hacker son llevadas a la práctica en los ámbitos del conocimiento: software, cultura, etc .

8. La aparición de la posibilidad de producir localmente cualquier objeto gracias a impresoras 3D y amparadas en la misma ética determina la posibilidad de disminuir la escala de producción al máximo (cerca del óptimo individual) y de aumentar la autonomia productiva local y el procomún global.

9. La diversidad y particularidad de la producción local y la imposibilidad de expedir títulos para todas y cada una de las nuevas formas de trabajo hace que la Universidad centralizada deje paso a el aprendizaje P2P, a las escuelas del comunal y, sobre todo, la autoeducación.

10. Se teorizan sistemas políticos no centralizados que vehiculen la abundancia: La plurarquia en su forma ideal, los confederalismos en su forma práctica, configuran alternativas más plurales. El Estado, como «gran empresa» que es, es un blanco idóneo para las grandes masas de capital, por tanto, el estado no ha de gestionar nada que pueda ser gestionado desde el procomun.

Esas son las ideas base, por supuesto mucho mejor explicadas. De todas formas pondré un ejemplo sencillo sobre las ideas de escala… Si media España tiene su dinero en el Banco Santander, por decir algo, eso es mucho dinero. Si esa media España le exige al Banco Santander un rédito (para sus cuentas de ahorro, para sus planes de pensiones…) de, digamos un 3-5%, el Banco Santander no puede invertir todo ese dinero en el «pequeño comercio». Necesitaría cientos de miles de pequeños comercios y una legion de gestores investigando sus comunidades locales. Le sale mucho más fácil, rápido y rentable, invertir todo ese dinero en grandes empresas (y eso incluye a los Estados). Así se forman las burbujas… y las crisis. La solución pasa por imposibilitar la generación de burbujas generando un tejido productivo distribuido. Sólo queda una cuestión…que es la financiación de dicho sistema productivo…ahi entran el crowfunding, las cooperativas de crédito o, como deciamos hace meses, sistemas tipo Kiva.

En el libro se teoriza en forma de manifiesto pero los ejemplos concretos son aun mas esclarecedores. Algunos los podéis ver haciendo click en los enlaces que pongo, otros en los videos intercalados y otros, descritos en el libro. Todo ello para demostrar que es algo mas que wishful thinking…Es un manifiesto en el que se proponen alternativas reales, algunas de ellas ya exitosas, que van desde la producción agraria o la producción de energia de forma local a la industria del automovil, pasando, como no, por el ladrillo propiamente:

En definitiva, un manifiesto que ojalá leyeran las jóvenes promesas de la política y se plantearan verdaderas alternativas (a la construcción de un gobierno mundial, que sería, justo lo opuesto a lo que el óptimo de escala actual plantea). Y si no, pues prediquemos con el ejemplo y comencemos a plantearnos construir un mundo de iguales. Un mundo P2P:

Descargar el libro en epub

Ver el libro en español, ingles o esperanto

Sarriá-Sant Gervasi is not Barcelona

Como ayer hablábamos de esto y hoy he visto este enlace de El Periodico de Catalunya, me voy a permitir el lujo de colgarlo entero. Lo absurdo del lenguaje nacionalista en un panfleto:

Ayer recogí del suelo en el paseo de la Bonanova una hoja volandera que no me resisto a reproducir íntegramente. El panfleto, que firma una plataforma ciudadana hasta ahora desconocida, dice así:
«Vecinos y vecinas de Sarrià-Sant Gervasi: ha llegado la hora de reivindicar nuestros derechos. Los vecinos y vecinas de este distrito sospechamos que pagamos más tasas y tributos al Ayuntamiento de Barcelona que los del resto de la ciudad, pero recibimos menos inversión pública que los demás. Para demostrar que tenemos razón, reclamamos del Ayuntamiento de Barcelona que calcule y publique las balanzas fiscales entre la hacienda municipal y todos y cada uno de los distritos.
Tras conocer esas cifras, las fuerzas vivas de Sarrià-Sant Gervasi procederemos a negociar bilateralmente con el equipo de gobierno municipal de la ciudad un pacto fiscal o concierto, que reduzca sustancialmente el expolio existente. Este distrito tiene un considerable déficit en infraestructuras y padece también bolsas de pobreza, por lo que no vale aducir que los vecinos somos, por lo general, acomodados.
Los vecinos y vecinas de Sarrià-Sant Gervasi estamos dispuestos a aportar lo que sea justo para conseguir sufragar los gastos de funcionamiento ordinario de la ciudad, a través de un cupo pactado entre las partes. El resto de lo que se recaude en Sarrià-Sant Gervasi será administrado por una Hacienda propia del Consejo de Distrito.
También aceptamos pagar una cuota de solidaridad para subvencionar a los distritos más desfavorecidos, cuya cuantía será fijada en la mencionada negociación bilateral. Ahora bien, esa cuota de solidaridad debe ser finita en el tiempo, pues, si no, no se incentivará a los vecinos de esos distritos a prosperar y crear riqueza; por el contrario, se les acostumbrará a una cultura del subsidio que fomenta la molicie y el atraso.
No creemos que la actual situación de crisis económica sea un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Al contrario, creemos que es una oportunidad, y que nuestras peticiones serán vistas con simpatía por Europa. Llamamos a todos los concejales y concejalas que residan en Sarrià-Sant Gervasi para que hagan un frente común y antepongan la defensa de los legítimos intereses de sus vecinos y vecinas del distrito a cualquier otra consideración ideológica o política. Los sindicalistas (pocos) del distrito ya se han adherido a nuestra plataforma.
Si el Ayuntamiento rechaza nuestras peticiones, le recordaremos que Sarrià fue, hasta 1921, un municipio independiente, y Sant Gervasi de Cassoles lo fue hasta 1897, y que tenemos derecho a ejercer nuestra autodeterminación.
Vecinos y vecinas, gritad con nosotros: ¡Viva Sarrià! ¡Viva Sant Gervasi! ¡Sarrià-Sant Gervasi is not Barcelona! ¡Freedom for Sarrià-Sant Gervasi!»
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Carles Pastor, en El Periodico

Lastre del siglo XX que soltar (1): Nacionalismo

Hoy empiezo una nueva serie en el blog. Se trata de tratar de identificar aquellas ideas que arrastramos desde el siglo pasado (o mas allá) y que creo que son el lastre para que la sociedad evolucione hacia formas de gobierno y ciudadanía mas justas y más representativas de cómo se organiza (o se podría organizar) la sociedad en este siglo. Algunas de ellas forman parte de «los pilares de la democracia». Pero eso no me interesa ahora. Me interesa tratar de explicarme a mí mismo cómo determinadas ideas, algunas de ellas enormemente arraigadas, configuran la forma de ver el mundo de la gente y, en definitiva, las formas de organización social y cuáles son las razones que a mí me han llevado a criticarlas como causas directas de una buena parte de nuestros problemas actuales.

La primera de ellas, el primer lastre a soltar, es el nacionalismo. Es la primera porque es ubicua y versátil y, probablemente, sea la más dificil de desterrar. Y es la primera porque, por diversas razones, me ha ocupado bastante tiempo en mis discusiones con amigos y compañeros. Sirva de referencia para no tener que explicarme tantas veces y no tener que perder tantos interlocutores a la primera de cambio.

La primera razón por la que el nacionalismo es un lastre es por su propia naturaleza. El nacionalismo es una ideologia que nace del sentimiento, no de la razón. No es un constructo ideológico con un corpus teórico mas o menos académico que lo sustente (como pasa con socialismo o liberalismo) y unos objetivos razonados basados en los supuestos teóricos. El nacionalismo es la justificación de un status. Es la definición de unas características, generalmente innatas y comunes en una población y la elaboración de unas reivindicaciones basándose en la identificación con ese conjunto de características. No hay teoria que lo sustente y la prueba es que los nacionalismos no pueden ser inclusivos, sino antagónicos por naturaleza. En el conjunto «liberalismo» hay libertarios, anarcocapitalistas, minarquistas, liberal-demócratas, anarquistas…todos son subconjuntos de una propuesta teórica inicial que varian dependiendo de la interpretación de cada uno. Lo mismo sirve para el conjunto «socialismo»: hay comunistas, marxistas, leninistas, trotskistas, maoistas, socialdemócratas… Sin embargo es imposible que haya «interepretaciones» en el nacionalista. No hay cambios cualitativos. En todo caso los matices vienen por el «grado». Se puede ser nacionalista gallego moderado o radical. Pero no se puede ser nacionalista estadounidense y español. O catalán y español…Por tanto, si es una ideología basada en un sentimiento, un sentimiento que, además, es excluyente, no puede dar lugar a nada bueno. Como dice La revolución naturalista:

En particular, sabemos que las decisiones sentimentales e intuitivas no suelen funcionar mal del todo a escala personal, pero pueden acarrear consecuencias nefastas cuando se aplican a una escala social y política. Y la mera agregación de voluntades individuales con el intenso sentimiento de llevar la razón tampoco lleva a resultados óptimos.

El nacionalismo aprovecha las estructuras básicas del cerebro como un virus. Usa sus mecanismos para propagarse de forma universal y perdurar latente siempre. El cerebro tiene dos formas de conocer el mundo. Los sentidos, que proporcionan cantidades ingentes de información no sesgada y las emociones, que otorgan valor a esa información. Las emociones moldean el cerebro durante toda la vida pero con especial vigor en infancia y adolescencia. Es en esas etapas cuando aprendemos qué es lo importante en la vida, para que lo tengamos en cuenta cuando esas situaciones se vuelvan a suceder y tengamos una forma rápida de reaccionar. Nací en Valencia y llevo 8 años fuera de Asturias, de donde «soy». Pueden pasar siglos, que Asturias es y será mi referencia. Llevo un año fuera de Barcelona, pero no la echo de menos. Echo de menos a determinada gente de muchas partes, pero el entorno geográfico que echo en falta, el que tengo idealizado es Asturias. Para mí es el el disfrute de un territorio y unas costumbres, para otros la lengua que se hablaba en casa de sus padres, para otros el odio contra los que les masacraron…el nacionalismo es una emoción, como se puede deducir del hecho que una empresa multinacional de origen norteamericano la aproveche y canalice para mejorar sus ventas. Y como tal emoción, nada bueno para tomar decisiones que requieran del uso no sesgado de la razón.

La segunda razón por la que desterrar el nacionalismo de nuestras vidas es la que más me interesa. El nacionalismo es la forma más barata, eficaz y rentable que tienen determinados grupos de poder para apelar todo un conjunto de ciudadanos y que estos respondan en su favor. Como ya explicábamos en un post anterior, el nacionalismo es el anillo de poder que los une a todos, el toque de arrebato que congrega al pueblo en torno al que toca la campana. El nacionalismo permite, de manera simple, desactivar cualquier amenaza a los gobernantes y sus oligarquias. Si tu eres español, yo soy español y hay un ataque contra España y yo soy tu gobernante, tu, para defender tu España tienes que estar con tu gobernante. Y, si no, eres insumiso, antipatriota, traidor…alguien deleznable. Alguien que no forma parte de esa comunidad. Alguien anti-español. Los nacionalismos, aunque explotan particularidades históricas, culturales o raciales, reproducen territorios administrativos. Es decir reproducen las estructuras de poder. Y eso es así y no al revés. Es decir, no aparecen los nacionalismos porque haya unas características culturales a priori que, despues, definen un Estado o nación. Si eso es así, ¿cómo se entiende que exista el nacionalismo Argentino si sus características culturales, físicas, de lenguaje, etc eran básicamente idénticas a las de sus metropoli?¿Cómo explicamos que unos señores con cara de andaluces, acento andaluz y costumbres andaluzas, puedan estar convencidos de su madre patria británica?¿Cómo puede ser que cuente como ciudadano estadounidense y se defienda dicha ciudadania con fervor tanto para alguien de Maine como para alguien de Puerto Rico, dónde hablan y viven de otra manera, o de la isla de Guam, que está del otro lado del Pacífico? En resumen, el nacionalismo es la justificación de un status, de un interés. Y el status puede estar recubierto de cultura, de raza, de territorio o de historia, pero no deja de ser un status. Y como es una justificación, adopta mil caras diferentes dependiendo de qué es lo que se quiere justificar. Hay muchos nacionalismos, pero yo me voy a referir a tres. Los tres que he vivido y los tres que han formado mi opinión al respecto. Los tres como arquetipos de la forma en que el nacionalismo nos nubla la razón. Seguro que hay ejemplos mejores, pero estos son los míos.

1. El nacionalismo omnipresente: el catalán

El nacionalismo catalán es el nacionalismo que sirve para todo. Es un nacionalismo multiusos. Es un nacionalismo explícitamente agresivo y con tentáculos en toda la sociedad. Siguiendo la lógica de la descripción precedente, el nacionalismo catalán se basa en el sentimiento de pertenencia a «els Països Catalans«, comunidad lingüistica y territorial que abarca las 4 provincias catalanas más la Comunidad Valenciana, Baleares, Andorra, la franja de Aragón, el Rosellón y la Cerdaña francesas y, según algunos otros, el Alghero en Cerdeña. Todo es según los propios nacionalistas (que no según los habitantes de esos otros territorios). Los más puristas reivindican esa metanación inventada como constructo pero dónde de verdad es patente (ya que en Valencia o Baleares, por ejemplo, gobierna su nacionalismo antagónico y en Alghero o el Rosellón les puede dar un patatús si les dicen de unirse a ellos) es allí dónde la casta, la oligarquia, se ha decantado por esa identidad para conseguir más poder. En Cataluña, con la excusa de «la promoción del idioma» se tiene en vereda a los medios de comunicación. Con la excusa de un complot se puede ser un oasis del robo perpetuo. Los políticos que, en mi tierra, por definición, son unos «comiones» y gente a escrutar de cerca, en Cataluña convocan ellos mismos manifestaciones contra su propia ineptitud negociadora. En Cataluña, echar la culpa a España con los peajes de las autopistas, cuando es el propio partido nacionalista mayoritario el que recibe comisiones de las empresas concesionarias y el que ha alargado las concesiones a esas mismas empresas, en Cataluña la izquierda no es universalista, es nacionalista, racista, clasista y echa una mano al ladrón cuando hace falta en pro de la «nación». En Cataluña gobierna sus sistemas sanitarios un señor y sus secuaces que vienen de la patronal del negocio sanitario y unos amigos que la saquean pero la culpa de los recorte la tiene que no haya pacto fiscal. Y, si… en Cataluña se defiende, durante décadas, que las rentas pertenecen a los territorios. A los territorios dependientes de la casta en cuestión. Que Cataluña tenga un déficit fiscal no se debe a que haya más empresas afincadas, más renta per cápita, en definitiva, mas dinero, igual que sucede, seguramente por las mismas razones, en Madrid. No. En Cataluña el panadero que cobra 1000 euros al mes y paga al Estado exactamente lo mismo que paga al Estado el mismo panadero del barrio de Vallecas, tiene tanto derecho a reivindicar el botín del expolio cómo el que vive en Pedralbes. En Cataluña el nacionalismo no (sólo) es sociológico, forma parte de la red clientelar. Desde las subvenciones a asociaciones cívicas pro-sistema, hasta, como decimos, los diarios generalistas. Eso en positivo… pero además tiene la parte punitiva: la de multar por rotular en el idioma que te de la gana, la de no contratar artistas que no se plieguen a las circunstancias políticas, la de menospreciar con tópicos a los trabajadores de otras regiones… En suma, en Cataluña se vive el nacionalismo institucional a cara de perro. Y, lo peor de todo, se vive como una necesidad. Como la única forma de reivindicar unos derechos. Por eso, siguiendo el silogismo perfecto del que hablábamos antes, si criticas alguno de los aspectos que la oligarquía considera «esenciales» de Cataluña, criticas a Cataluña y por extensión a todos sus habitantes y por tanto eres un anti-catalán. Por suerte eso, aunque flota en el ambiente de cualquier conversación política eso no influye en las relaciones personales, sólo en las relaciones con la administración y en el discurso oficial.
2. El nacionalismo clásico: el español

El nacionalismo español es el de muchas otras naciones-estado en el mundo. Parece no estar pero impregna buena parte de la actitud de los dirigentes y, al ser menos exigente en sus posiciones, cautiva mucho más a sus habitantes. Es un nacionalismo menos explícito que el anterior, pero igualmente dañino para la razón. Como es un nacionalismo menos explícito es más difícil deshacerse intelectualmente de él. Pero también es necesario soltar ese lastre. El nacionalismo español se basa, más que en la lengua, cómo el anterior, en la pertenencia al territorio geográfico conocido como «España». Como culturalmente ese territorio es diverso incluye la posibilidad de acoger multiples «nacionalidades» y reconoce derechos lingüisticos a otras. Pero eso es sólo cuando esas otras se muestren dóciles. Si no, se toca a arrebato de nuevo. Y ahí es dónde los nacionalismos clásicos son más evidentes. El nacionalismo español no necesita reivindicarse en cada aspecto de la sociedad porque ya tiene el control. Todo es, por defecto, español. Por eso no impregna la cultura con subvenciones, ni los diarios por ser escritos en esa lengua (sino por ser afines al grupo oligárquico del momento), ni a las asociaciones por defender un tipo de cultura… sin embargo, si el partido de la oposición pacta, de forma legítima, con los representantes de otras comunidades autónomas es que quiere romper España, si se nos exigen unos requisitos económicos de solvencia es que Alemania y el Banco Central Europeo nos tienen manía y no nos quiere ayudar, si otro país nacionaliza una empresa multinacional en la que tiene participaciones la red clientelar que conforma la oligarquia española hay que usar todos los recursos del Estado y la opinión pública para menospreciarla, si el pueblo pasa hambre es porque la pérfida Albión no nos devuelve Gibraltar, si hay que aguantar impuestos, recortes y rescates es porque nosotros somos españoles, los bancos rescatados son españoles y hay que compartir el esfuerzo y apretarse el cinturón, si los vecinos del norte se rien con unos guiñoles porque nuestro deporte, en verdad, necesita una revisión seria de la politica antidopaje, es que nos tienen envidia… Mientras el nacionalismo explícito usa a la población para que la oligarquía consiga privilegios, el nacionalismo clásico la usa, sobre todo, para no perderlos. Para, en tiempos de crisis, aglutinar a la población en torno al gobernante. Hay tantos ejemplos como Estados…desde Argentina y las Malvinas hasta China con el Tibet…Por supuesto, la no asimilación de dichas arengas implica la traición tambien, como en el anterior. Tan perverso como el anterior anulando la capacidad crítica y como cualquier otro nacionalismo, tambien hemos de desterrarlo.

3. El nacionalismo sutil: el estadounidense.

El estadounidense es un nacionalismo clásico en toda regla. Si cabe uno de los más potentes. Pero no me voy a referir a ese tipo de nacionalismo. Me voy a referir a otro que es menos evidente pero, para mí, igualmente nacionalismo. Sucede en otros muchos sitios pero, quizá, en Estados Unidos aparezca con mayor claridad. Se trata del nacionalismo que atribuye virtudes generalizadas a sus habitantes por la pertenencia a dicho territorio. En este caso las oligarquias utilizan las supuestas virtudes de la nación cómo argumentos para mantener sus privilegios. Por ejemplo… America «is the land of the free» y eso, tan genérico, sirve como argumento para que el Estado no pueda inmiscuirse en las vidas de los ciudadanos y proveer y pagar por la Sanidad cuando, en realidad, significa que los que se benefician del negocio no quieren perderlo por nada del mundo. La Consitución americana, de la que emanan todas esas virtudes, acoge el derecho a protegerse con armas, aunque nadie se defienda de los atacantes con armas y eso sea injusto, ineficaz, peligroso y conlleve tasas de muerte por arma de fuego 10 veces superiores a las de paises homólogos en su pais y en el vecino del sur. Pero lo que de verdad significa es que el lobby del armamento (bajo la NRA) usa ese texto mitológico como coartada para defender sus intereses concretos. El prototipo de hombre americano es el de «el hombre que se hace a sí mismo», aunque no cuenten si se hizo a si mismo por los recursos que ya tenia, porque tuvo suerte o porque tenia una talento extraordinario o aunque no digan cuanta es la proporción de hombres que se hacen a sí mismos. Pero ese ideal es el que hace que la gente se mantenga contenta con el sistema politico. Si no llegas a «hacerte a ti mismo» no es porque no puedas acceder a la educación en igualdad de condiciones que los pudientes, o que hayas caido enfermo y tengas que dedicar tus sueldos íntegros a pagarte tu salud o que vivas en Colorado en vez de en Silicon Valley… no, es porque no lo mereces, porque el país bien que te da las oportunidades. Recuerda, es «la tierra de los libres». No sólo eso, es la tierra bendecida por Dios. Una de las tierras prometidas. Pero ¿de qué America estamos hablando? ¿De la próspera, liberal y con altos impuestos como en Massachussetts, de la conservadora Utah, de la aún más liberal California o de la pobre, retrógrada y con bajos impuestos Arizona?

Con todo esto lo que quiero recalcar es que, como charlabamos hace un par de dias con @medicocritico, las explicaciones simples de la realidad suelen ser las utilizadas por los que tienen intereses en que no se sepan las explicaciones detalladas, pormenorizadas, matizadas… Las explicaciones simples de la realidad las usan los vendedores de humo, los religiosos, los magufos…y los nacionalistas. Cualquier nacionalismo es un tópico, una simplificación de una realidad compleja. Por eso, si bien se puede defender y fomentar la lengua que quieres hablar en tu comunidad (sin necesidad de depreciar otras, por cierto), si bien se puede mostrar simpatia e incluso animar a la selección española por afinidad, si bien se puede argumentar que los bajos impuestos atraen empresas, si bien se pueden reivindicar la abolición de los peajes o de los toros… todo eso no tiene ninguna relación entre sí. Cada propuesta es una y concreta y se enriquece con el debate, se propone en la comunidad y se aprueba o no siguiendo los mecanismos institucionales adecuados. Cuando lo que se hace es apelar a un sentimiento genérico para reivindicar cualquier cosa, lo que se hace es devaluar el argumentario para conseguir la reivindicación concreta. Si, además, eso supone la coartada perfecta para las oligarquias, tenemos la mezcla perfecta para la confrontación, la incomprensión y la ineficacia.

Por tanto, primer lastre a soltar, las cosmovisiones nacionalistas para explicar una realidad mucho más compleja.

PD: como se que me van a llover por ambos lados: Trolls, ahorrense la rabia, por favor y traten de leer con calma.

Ciudadano Twitter

Twitter me gusta como red social multiplicadora de mensajes y para pasar en un vistazo por multitud de temas que pueden ser de interés. Es una buena herramienta de emisión y difusión de mensajes. Y nada más. Sin embargo, creo que esconde un doble filo. Se ha convertido en una herramienta de propagación de mensajes de cualquier cosa, desde Beliebers hasta futbolísticos, pasando por la más absoluta chorrada. Sin embargo, parece que en el campo de la reivindicación, sea del tipo que sea, llevar un Trending Topic a lo más alto equivale a conseguir la reivindicación en sí. Y nada más lejos. No sólo eso, sino que haciendo activismo de adhesión nos puede quedar la sensación de que hemos conseguido algo en favor de la causa planteada. La sensación de que hemos conseguido algo grande: llegar a ser TT. Hemos difundido el mensaje. Ha calado. Nada mas lejos, como digo. Y para desmontar esa ilusión sólo hace falta fijarse en lo que calan los TT del tipo #5cosasquemegustan o #beliebersonthevoice . Nada. Pura banalidad. Pues por mejor que creamos que es nuestro mensaje no cala más, porque lo único que se solicita en un TT es una adhesion. Una adhesión de 140 caracteres y que ni siquiera exige firma. Osea, una adhesión que supone muy poco esfuerzo a su emisor. Osea, una adhesión que prácticamente no requiere compromiso con la causa reivindicada.

Todo esto viene al caso de que los #sanitariosenprecario organizaron una quedada twittera para llevar a lo mas alto de los TT nuestras reivindicaciones, malestar y deseos. Y lo consiguieron. Todo eso está muy bien pero, en mi humilde opinión, vale para muy poco. Para tanto como #DeberíaSerDelito (que es el TT numero 1 en España ahora) y que tiene un impacto similar al conseguido por #sanitariosenprecario . Y vale muy poco porque las miserias ya nos las sabemos todos. Las vivimos cada día. Y lo que falta es acción. Y acción no quiere decir huelgas (o no sólo). Acción quiere decir actitudes que requieran un poco más de esfuerzo personal para mejorar nuestra situación. Un poco más de compromiso.

En el ámbito del debate eso se puede conseguir haciendo aportaciones, criticando aspectos concretos con argumentos, denunciando hechos particulares o, directamente, denunciando actitudes reprochables a los gestores. Eso, que simplemente supone recopilar argumentos de peso, exponerlos y transmitirlos, de forma articulada puede tener bastante más impacto. Por una sóla razón: si la causa es justa, gritar más alto no nos dará la razón. Es el peso de la evidencia, el cargarse de argumentos, lo que nos dará la ventaja en una reivindicación. Y cargarse de argumentos para hacer calar un mensaje requiere de esfuerzo «investigador» sobre el tema, de debate sobre el mismo, de su propagación y de valentía en su ejecución. Twitter aporta sólo la parte de la propagación. Pero darle solidez al mensaje depende de las dos primeras y que sirva para algo depende de la última Ninguna de estas tres cosas aparecen por ninguna parte haciendo que algo sea TT. El TT es el equivalente moderno a quejarse con los compañeros de lo mal que está todo mientras nos tomamos un café en la cafeteria del hospital. Si las conversaciones de las cafeterias se registraran en twitter cuántos TT habríamos conseguido…

Pondré un ejemplo ciudadano de lo que me parece que hará cambiar, de verdad, la sanidad… lo que la revista cafeambllet, sin necesidad de muchos medios, está haciendo por la sanidad catalana (y más en concreto del Maresme) y, en definitiva, por la española también, es más que cualquier queja colectiva simultánea. Es más que cualquier huelga de sanitarios. Es dar, con esfuerzo (investigación), compromiso (por sus conciudadanos) y valentía, en  el talón de Aquiles  de una de las lacras mas grandes de la sanidad catalana y, por extensión, de la política en general: la corrupción de sus gestores. Empezaron ellos, luego se propagó a los medios «de verdad» y ahora los partidos políticos y la oficina antifraude.

Por eso, aunque está bien lo de propagar mensajes y hacer una demostración de solidaridad corporativa, la verdadera reivindicación, la que llevará al cambio (si es el cambio lo que queremos) es proponer, debatir, denunciar… y ser valientes en llevar a cabo lo que creamos que mejorará nuestra situación (y la de nuestros pacientes). Si una revista local puede conseguir eso, qué no podremos los que estamos dentro y vemos lo que pasa cada día…

Me gusta twitter para informarme, pero creo en los blogs como ejercicio ciudadano. En la gente aportando y debatiendo. Generando argumentos sólidos, creando comunidad. Creo en una red de blogs de cada CAP, de cada hospital, de cada servicio. Transparentes. Denunciando, aportando, recibiendo críticas y sugerencias. Me gusta twitter para informarme pero creo que para cambiar las cosas hay que ser más valientes. Y comprometidos. Hay que hacer más esfuerzo que hacer de #sanitariosenprecario un TT.

Los pilares de la democracia actual (y como combatirlos)

La democracia tal y como la conocemos en nuestro país (y en gran parte de los paises occidentales) es considerada un buen sistema de gobierno. La población asume, en gran parte sin rechistar, que la democracia es eso que tanto hemos oido de Winston Churchill de «el peor sistema conocido excluyendo todos los demás». Y, aunque esa frase, como cualquier simplificación, es cierta y perversa a la vez, eso no quiere decir ni que todas las democracias sean iguales por el mero hecho de dejar votar a los ciudadanos, ni, peor aún, que no haya aspectos concretos que puedan ser muy mejorables. Siendo mejor sistema que el resto de los que la humanidad ha probado, la democracia actual, tal y como la concibe gran parte de la población y de los medios, por no decir, la gente encargada de gestionarla, parece un sistema inmejorable. Un callejón sin salida. Y, finalmente, un objetivo en sí misma. Si asumimos que la democracia es un sistema de gobierno que pretende, simplemente, hacer que la opinión de los ciudadanos al respecto de los temas que cada día les conciernen, sea representada y ejecutada de la manera mas acorde a sus deseos posible y que todo en ella se organiza o debería organizarse para conseguir eso, creo que, si bien tenemos un buen camino recorrido, estamos lejos de alcanzar dicho estado con plenitud. En este post pretendo destacar lo que a mi juicio son los pilares de la democracia actual y cómo combatirlos (para mejorarla). Mejor dicho, como impedir que dichos pilares, dejen de ser sólidos e inmutables. Que, no solo cambien, sino lo hagan para representar mejor los intereses de sus ciudadanos.

La primera cuestión importante es que la democracia no es un ente ideal, un constructo. Es un sistema concreto. Es un conjunto de instituciones regidos por unas normas y dirigidos por personas. Personas con intereses, como cualquier persona, aglutinadas en torno a instituciones con funciones concretas y regidas por normas que esas mismas instituciones implantan para ser asumidas por todos los ciudadanos, con la ayuda del poder disuasorio del uso monopolístico de la violencia o la privación de libertad. Y así, con esta sarta de obviedades, empezamos con los pilares que sustentan la democracia:

1. Descentralización.

A todos nos enseñaron que tener 3 poderes (4, añadieron mas tarde, 5 más recientemente) era suficiente para garantizar la representatividad del estado. Pero vamos a empezar con una pregunta. ¿Cuál de estas topologías de red representa mejor la estructura de la sociedad en la que querriais vivir?¿Cual de estas topologías representa mejor en la que vivimos ahora?:

Yo no se vosotros, pero yo contestaría que vivíamos en una red centralizada, que pasó a ser descentralizada y que ahí se quedó, mientras deseamos que se convierta en una red distribuida. Un viejo lema ciberpunk reza que «bajo toda arquitectura de red se esconde una estructura de poder»… Si tenemos en cuenta eso y que cada uno de los puntos de una red centralizada lo dirigen personas o grupos de personas con intereses, puede darse el caso de que un grupo reducido de personas domine una vasta extensión de los recursos de poder. Para beneficio de todos… o no…. No sólo eso, sino que en la red descentralizada de nuestro sistema politico, los nodos principales son los que definen las características de las lineas que unen los nodos, las relaciones entre los miembros de la red. Esas «lineas» son las leyes, las tasas administrativas, la politica linguistica, internet, la distribución de la energía, las leyes de prensa… esas lineas son las formas en las que las personas, físicas o jurídicas, es decir, los nodos, nos relacionamos entre sí. Sea en forma de relación personal, comercial, administrativa o de servicios. Es decir, en una democracia centralizada lo que pase y se decida en el nodo único condiciona dramáticamente a sus nodos secundarios (lease, Corea del Norte). En una red descentralizada (la nuestra), no tanto, pero con bastante intensidad. En una red distribuida perfecta, todo nodo parte de la misma posición de partida y su influencia viene definida por su capacidad individual de influir en otros nodos. No viene dada por su situación de partida ni su capacidad de definir la estructura de sus relaciones. En una sociedad descentralizada, como la nuestra, la capacidad de influir no depende del mérito, depende exclusivamente de la capacidad de ser o gobernar uno de los nodos principales. Y esa posición depende, la mayor parte de las veces, de cosas diferentes al mérito (desde ser magistrado del Constitucional hasta supervisor de planta de un hospital). Que cada uno busque el nodo que más le guste: partido político, medio de comunicación, tribunal supremo, Endesa, asociación de victimas del terrorismo, iglesia católica… Actualmente, posicionarse en la red es posicionarse en los nodos que la controlan. Una red social (real, no Facebook) distribuida perfecta es posible que sea inalcanzable. Porque no siempre los nodos tendrán la misma influencia. Pero ese no es el objetivo final. El objetivo es conseguir que la democracia se acerque a esa lógica distribuida lo mas posible. Para que la sociedad sea lo más justa posible la capacidad de influencia no puede deberse a «a prioris»: renta y posición, fundamentalmente, pero tambien, raza, situacion geográfica, salud y enfermedad… El poder en la red, idealmente, debería ser el resultado de la propia capacidad del nodo de influir en la red para mejorarla y mejorar la vida del resto de nodos. Y eso nos lleva al segundo pilar…

2. Representatividad

Las democracias liberales se articulan en torno a un sistema representativo electoral. Unos pocos representan la opinion de muchos, decenas de miles de opiniones condensadas en un diputado. Un sistema que, sin duda, mejora a cualquier dictadura pero que dista mucho de ser perfecto. Sin embargo, otro de los mantras es que es intocable el sistema de voto cíclico a partidos políticos. Y resulta que eso es mejorable. Siguiendo la lógica de las redes. El sistema actual es descentralizado. Unos cuantos «representan» al pueblo. Esos cuantos se eligen de las listas cerradas que proponen un grupo reducido de partidos. Partidos que eligen a sus representantes por criterios que, de nuevo, no tienen por qué ser democráticos o meritocráticos. Partidos además que proponen «packs» de ideas. No se puede elegir la política electoral de UPyD, las ideas sobre la eutanasia de Ciudadanos, las de sobre legalización de las drogas del Partido de la Libertad Individual y las de software y libertades en la red del Partido Pirata…por poner algunos ejemplos atípicos. Si votas compras un pack completo del que te puede interesar sólo un 10%…Elegir el pack genera la falsa ilusión de que elegimos nuestros destinos. Y eso, está lejos de ser verdad. La fiesta de la democracia, dicen.. Pero hay formas mejores de representar adecuadamente las ideas de los ciudadanos tomadas individualmente. No quiero ser exhaustivo en las diferentes formas que se proponen de democracia participativa, pero en estos momentos la tecnología permite, perfectamente, que cada uno pueda votar desde su casa propuestas concretas. Eso no implica que todo el mundo tenga que votar en cada momento sobre todas las propuestas. Pero seguro que implica en la votación a mucha más gente y, sobre todo, a gente más informada. Yo puedo no votar en el 90% de las propuestas porque no me afecten directamente pero seguro que votaré en aquellas que me afecten y motiven. Por poner un ejemplo, puedo no votar lo que me parece la ley de autónomos, pero seguro que votaré qué sistema sanitario prefiero. Habrá temas que vote muy poca gente, habrá otros que vote el 100% de la gente. Hay sistemas intermedios, como las listas abiertas, que es una mejora del sistema descentralizado y hay quien aboga no por el gobierno de la mayoria, sino por sistemas en los que todo actor individual decide sobre sí mismo, pero carece de la capacidad y de la oportunidad para decidir sobre cualquiera de los demás actores como la plurarquia, sistema de una organizacion distribuida ideal. Lo que está claro es que hay que superar la ilusión de que votar cada 4 años es decidir. Y menos si sólo se puede votar entre los escasos «packs» que se proponen. Sobre todo porque los «packs», los partidos, no sólo deciden en función de sus votantes. Y eso nos lleva al tercer pilar…

3. Clientelismo

Los nodos principales (instituciones, medios, tribunales, corporaciones…) de una red descentralizada pueden ser influidos por los nodos pequeños, si estos son muchos. Pero en general, es más probable que un nodo grande, pongamos, un partido político, responda de forma más crítica, rápida y eficaz a una amenaza de otro de los nodos grandes. Es decir, si Telefónica se pone firme se desmantela a sus reguladores, sin mas… Para que una iniciativa ciudadana sobre el mismo tema se lleve a cabo necesita de cientos de miles de adhesiones y, aún así, puede no prosperar. Y como ése se podrían poner cientos de ejemplos en los que el interés de un grupo de presión importante, de un nodo de un tamaño significativo, supone mucha más influencia para que se tome una decisión, que cientos de miles de presiones de los nodos pequeños. Esa topología de red es, entonces, la más propicia para favorecer grupos de presión grandes. Sea Telefónica o sea la Iglesia Católica, por encima incluso de lo que opine la mayoría de la población. Así, podemos ir a la Guerra de Irak aunque haya un 80% de poblacion que se oponga o se puede cambiar la ley del aborto aunque un 68% de la población esté de acuerdo en una ley de plazos (y no de supuestos). Los ejemplos son multiples, desde las entidades financieras rescatadas, constructoras, empresas eléctricas, etc… Para que la red descentralizada sea resiliente necesita que los nodos grandes se mantengan. Y así lo hacen…unas financian a los otros, los otros legislan para los unos… Y no sólo eso. Los nodos grandes que, teóricamente, están encargados de velar porque ese tipo de acuerdos no violen los derechos de los ciudadanos, como los tribunales o las agencias reguladoras, han sido colonizados por otros nodos grandes. Generalmente, los partidos políticos. Así, el Tribunal Constitucional, la Fiscalia General del Estado, el CGPJ, los miembros de CNMV, el Tribunal de Defensa de la Competencia…todos dependen de unos pocos nodos… Por eso, la defensa de las instituciones, como entidades independientes del resto de nodos, es fundamental. Y eso nos lleva al siguiente pilar…

4. Justicia

La Justicia, teóricamente, ejerce de balance, de contrapeso al resto de poderes. Es un nodo que no es único, es más bien, una red de nodos, de importancia pequeña cada uno de ellos, y con nodos superiores de gran poder. En las instancias pequeñas opera la Justicia de verdad. Personas, nodos pequeños, con sus ideas y su bagaje que acceden por méritos a una institución y ejercen la justicia con libertad dentro del marco jurídico establecido. Tienen cierto margen a la interpretación de la ley dependiendo de las circunstancias y capacidad de sentar jurisprudencia, es decir, de establecer una opción jurídica diferente dentro del abanico limitado de posibilidades que ofrece una ley. Sin embargo el problema viene cuando hay que disputar con los nodos grandes…ahí, los que hacen las reglas y los que las ejecutan ya no se diferencian tanto. Hasta el punto de la opción al recurso final del indulto. Podríamos optar por dos fórmulas para evitar que eso suceda. O bien mantener un sistema horizontal en el que cada juez sea soberano para decidir sobre cada tema y su puesto únicamente rinda cuentas a la propia Justicia o bien, si mantenemos una estructura vertical de apelación, aseguramos que el sistema no pueda ser «hackeado» por los nodos grandes. Sistema de promoción individual profesional, no electivo ni nominativo. Este es uno de los pilares fundamentales. Pero no sólo en cuanto a su composición, sino en cuanto a su eficiencia. Justicia hay si el sistema tiene una estructura adecuada, accesible y ágil. Esperar 6 o 7 años por una resolución beneficia sólo a quienes pueden esperar. Esos no son los nodos pequeños, los ciudadanos.

5. Nacionalismo

El nacionalismo es el pegamento que permite todo lo anterior. El anillo que los gobierna a todos. El nacionalismo permite que gente dispar en ingresos, intereses, profesión, anhelos y actitud se aglutine en torno a unas instituciones que identifica como propias y que comparte con una comunidad imaginada con la que, supuestamente, comparte intereses. Una comunidad imaginada es un grupo de ciudadanos que, en ocasiones supera las decenas, centenas o incluso a miles de millones de ellos. Y se supone que esas centenas de millones de personas comparten intereses y, por tanto, se aglutinan bajo un territorio (ni siquiera es necesario este requisito: vease Islas Malvinas), un conjunto mínimo de símbolos (bandera, himno, escudo), un destino común y, lo más importante, unas instituciones comunes. Y esto es lo mas importante por la sencilla razón de que cada nacionalismo reproduce, curiosamente, la topología de la red institucional (y, por tanto, la red de grupos de presión, de nodos grandes). Uno puede pensar que primero es el sentimiento de pertenencia a un territorio y a las señas de identidad y despues las instituciones, como consecuencia. Realmente es al revés. Las reivindicaciones nacionalistas suceden a la aparicion de instituciones y no al revés. Sean esas instituciones la República Francesa o el valle de Arán. El nacionalismo es la herramienta perfecta para mantener a los súbditos aglutinados en torno a unas instituciones y, por tanto, la herramienta más utilizada por los gobernantes para reforzar el apoyo de los súbditos ante circunstancias en las que las instituciones (y, por tanto, sus redes clientelares, los otros nodos grandes) se vean en peligro. Cuanto más grande, mas irracional, más injustificable a los ojos de los ciudadanos es una decisión institucional, más grande es la bandera. Cuanto peor el sacrificio, más grande la apelación a la patria. Y eso pasa con cualquier nacionalismo. Desde EEUU hasta Irán. El cuestionamiento de este pilar es el más dificil de todos. Porque un ataque a la institucion garante de la identidad supone, en un silogismo perfecto, un ataque a la propia identidad y, en definitiva, a los ciudadanos aglutinados bajo dicha identidad. Por eso no se puede criticar la politica lingüistica de la Generalitat sin ser anticatalán o ironizar sobre el deporte español sin que se subleve el personal…Pero nuestra vida no discurre en una comunidad formada por millones de personas. Discurre en redes personales, profesionales y de intereses que, a lo sumo, suman un par de cientos de personas. Esa es nuestra comunidad real. Y la comunidad real es el contexto dónde ejercemos la ciudadanía. Uno puede defender racionalmente su lengua o, incluso, su territorio, sin apelar a entidades imaginarias, sino a su red particular con la que habla en esa lengua, influyendo en su escuela, sus amigos, los profesores de sus hijos…  Sólo desde la comunidad real es visible la influencia de un individuo en una red distribuida. Aceptando la ilusión de que podemos decidir sobre el destino de millones de personas compatriotas, mediante el voto o la adhesión a los garantes de la correcta nacionalidad, sea cual sea ésta, lo único que hacemos es renunciar a influir sobre nuestro propio contexto. Por eso las reivindicaciones deben plantearse desde lo local, que es lo real, no desde lo nacional, que es, en gran parte, mitológico.

6. Medios de comunicación

El cuarto poder siempre ha sido considerado necesario como otro contrapeso al poder político. Pero, de nuevo, los medios centralizados son nodos demasiado grandes y con demasiada influencia en la red ciudadana, de tal forma que su estabilidad y su control son objetivo prioritario de aquellos nodos que pretendan influir en toda la red. Eso incluye a gobiernos y a empresas. Un ejemplo de la imposible independencia de los medios ante empresas grandes e instituciones… Por tanto el objetivo es reducir el tamaño de esos nodos en la red. Siempre hará falta el mediador, el periodista. Alguien que recopile, digiera y transmita de forma clara la información. Pero eso es muy diferente a que sean medios grandes los transmisores de la información. De hecho una red de periodistas blogueros incipiente y cada vez mas especializados hace posible el cambio de paradigma. Se puede transmitir informacion sobre casi cualquier lugar y recopilar información de fuentes diversas sin estar allí siquiera. Leyendo a periodistas locales, recogiendo informes oficiales, viendo ruedas de prensa retransmitidas, viajndo de vez en cuando al lugar… En este caso, es probable que las propias ineficiencias del modelo antiguo lleven a la aparicion de un nuevo paradigma para la información general y para la informacion especializada los propios generadores de la información (médicos, científicos, abogados, arquitectos…) pueden transmitir su opinion sobre los temas que dominan. En cualquier caso, nunca está de más recordar la importacia de descentralizar este pilar de la democracia tambien.

7. Activismo

Finalmente llega el papel del ciudadano en el sistema. En la lógica descentralizada el ciudadano se adhiere a propuestas generadas desde nodos grandes que considera influyentes en la red. Sean partidos políticos, sindicatos, ONGs o la Iglesia Católica… Sin embargo, en la pirámide del compromiso ciudadano, la adhesión representa un compromiso menor con lo que se quiere reivindicar. No implica trabajo por la causa concreta, simplemente requiere conocer el tema a reivindicar, formarse una opinión y adherirse a las acciones que otro plantee al respecto. En el mundo distribuido la adhesión no supone nada, no aporta valor a la red. Dentro de una comunidad real (que, se me olvidó antes, no tiene que ser una comunidad unida geográficamente, puede ser la comunidad de científicos trabajando en virus Ébola, por poner un ejemplo), el activismo requiere de implicación con la comunidad. Y la implicación conlleva deliberación e interacción entre sus individuos. Eso no limita el alcance a nuestra comunidad, sino que si la reivindicación es asumible por mucha gente, se irá propagando por la red de iguales de forma viral.Siguiendo la lógica del trending topic pero con una diferencia… que el grado de compromiso de cada uno con la idea será muy superior si quien se la transmite es un igual y quien la asume lo hace desde el convencimiento de la deliberación y la interacción. Cuanto más compromiso, más posibilidades de que la reivindicación movilice la conducta y genere valor añadido en la comunidad real. La adhesion no aporta valor. La participación y la interacción sí, porque movilizan la conducta. La actitud del «no propongas, haz» sólo puede aportar resultados visibles que refuercen al activista desde la comunidad real en la que el individuo puede reforzarse viendo resultados reales, no desde la comunidad imaginaria donde necesita de la implicación de los nodos influyentes para alcanzar la visibilidad y, por tanto, la efectividad de lo propuesto. Así, por poner un ejemplo, cambiar la sanidad española empieza por discutir, proponer y hacer en nuestro centro de salud y explicar los resultados de ese diálogo, de esa actitud. Eso puede influir en la comunidad vecina, la del centro de salud del otro barrio o la del hospital de referencia de ese centro, eso acabará influyendo en el resto y de ahi a toda la sanidad catalana y así sucesivamente hasta contagiar, si la idea es realmente asumible y compartida en esa red de comunidades reales, a todo el grupo de nodos pequeños con los mismos intereses. Es decir, el compartir, reflexionar, actuar se ha de hacer en la forma P2P, de igual a igual. Y así se pueden conseguir cosas de una forma mucho más efectiva que clickando un «Me gusta» o firmando una adhesion a una reivindicación.

Y, por fin, llegamos al final…

8. Internet

Toda la argumentación anterior sobre cómo mejorar nuestra democracia se sostiene sólo en una topología de red distribuida. En un pueblo pequeño esa topologia sucede casi naturalmente.  Pero en el mundo actual esa topologia requiere de una herramienta que permita conectar de forma rápida, neutral y global a cualquier nodo de la red. Esa herramienta es internet. Y por eso la lucha fundamental por los derechos se libra ahí. Y por eso cada acción y cada actitud con respecto a la red importa. Porque en internet tambiene están apareciendo nodos de mucho poder. Poder que nosotros les proporcionamos, usando sus sistemas de filtrado de datos, concediéndoles nuestros datos personales, restringiendo nuestras opciones a un «me gusta»… La herramienta, en este caso, importa. No sólo no es inocente sino que el uso que le demos configura a la propia herramienta influyendo en la información futura que recibamos y, por tanto, muy probablemente, en la forma en que actuemos en el futuro. Diez minutos de meridinaa claridad al respecto:

En resumen, y para acabar, desde un activismo P2P, ejecutado con herramientas libres y neutrales, debemos proponer, contribuir e interactuar para generar la conciencia de que la red que nos sustenta, desde la Justicia a cómo nos procuremos la energía, debe tender a aproximar su topología hacia la forma que asegura el acceso e influencia igualitarios en la propia red, la topología distribuida. Con un único objetivo, que la red sea una red de ciudadanos iguales cuya capacidad de influencia y reputación no dependa de su renta o su posición de partida, sino de su capacidad de mejorar la propia red.

 

Me sumo a que me denuncien

Me sumo a que me denuncien: labioswert Bájame

El «comunismo» de los científicos

Estoy leyendo uno de esos libros que ponen por escrito todo aquello que uno intuye que cree pero no sabe cómo explicarlo bien. El libro en cuestión es The Hacker Ethic de Pekka Himanen (con prólogo de Linus Torvalds, creador del sistema operativo Linux y referente en software libre, y con epílogo de Manuel Castells, profesor de la Universidad de California en Berkeley y autor del libro La era de la información). Cuando lo acabe ya haré un resumen de las ideas fundamentales, pero lo que hoy quiero comentar es que menciona una cuestión para mí fundamental en la defensa del conocimiento libre y la abolición de las patentes.

Antes de empezar a leer el libro y, probablemente, porque las fuentes que me alimentan en estos temas tienen origen común, yo ya intuía algo perverso en la forma en que se hace ciencia y la forma en la que se aprovechan los hallazgos de la ciencia. Algo que mencionábamos en el post (P)atentar contra la vida de hace algunas semanas y que, básicamente, consiste en denunciar que el esfuerzo común que posibilita que se haga investigación, que, muy mayoritariamente, sobre todo en las ciencias básicas que sirven de sustento a las aplicadas, se realiza por los gobiernos (con dinero de todos) es obligatoria y afortunadamente abierto (por la propia naturaleza del peer review y el sistema de publicación) mientras los réditos económicos que esa investigación genera son privados, basados en la asignación de monopolios que no se basan (sólo) en la innovación sino, sobre todo, en el ejercicio de una posición de superioridad en mercados relativamente cerrados. La lógica de la escasez para mantener grandes y lucrativos negocios donde el mérito es tener una posición (ser lobby) frente a la lógica de la abundancia, que disipa las rentas, es decir, que redistribuye la riqueza entre aquellos que han invertido, con mucho más riesgo (la ciencia básica es mucho más «económicamente incierta» que la aplicada), en generarla. Osea, todos los contribuyentes, aunque de algunos paises mas que de otros.

Pues con eso en la cabeza me he topado con este parrafo del libro, del que os muestro una foto:

Sólo ese párrafo ya compensa todo lo que cuesta el libro. A los autores no les gusta mucho eso del «comunismo» de los científicos, ya que, para ellos el comunismo tiene la misma raíz protestante de la ética del trabajo que el capitalismo, pero eso es otro cantar. A mi me gusta mucho la idea, porque da fuerza a una contradicción clave. Para que haya un mercado «libre» innovador y en constante crecimiento y que genere unos beneficios globales, pero muy desiguales en beneficio de aquellos que tienen el monopolio de uso de determinada información, ha de haber un almacen abierto y gratuito de conocimiento generado por científicos «comunistas» y a dónde los patentadores van a abastecerse para luego restringir el acceso a todos los demás y así enriquecerse. Con el agravante de que el científico ha de detallar hasta lo más mínimo de su proceso y el patentador te puede meter en la cárcel por usar siquiera un trocito de su «invento». Y con el agravante mayor de que ese almacen se paga, en su mayor parte, por las clases medias que tienen nómina, mientras algunos de esos cazadores de ideas se llevan sus plusvalías a buen recaudo fiscal.

Osea, para mí, hay dos batallas fundamentales en favor de la justa redistribución de la riqueza y ninguna pasa por que sea el Estado su gestor: La primera mantener una red libre y neutral que asegure que todos los nodos de la red pueden acceder a cualquier punto de la red. Y la segunda, que la información derivada de cualquier esfuerzo común (que es prácticamente todo lo que se patenta) ha de ser libre. Eso no quiere decir que los productos sean gratis. Eso quiere decir que cualquiera pueda usar la información en su propio beneficio o en beneficio de todos.

Somos 60 millones…

Hay muchas batallas abiertas estos dias pero para mí la fundamental es la que se libra en la red. Sin una red abierta, distribuida, libre y sin fronteras estaremos perdidos. A merced de los lobbies. De nuevo en el redil. Las fronteras digitales, hasta ahora ausentes salvo para paises con regímenes tiránicos, asoman en las democracias de forma explícita o sutil.

La única herramienta eficaz que tenemos en estos momentos para hacer frente a la pérdida de derechos y libertades adquiridas es la red. Que se lo pregunten a los tunecinos o egipcios. Aún así es difícil, pero es la única que permite sumar voluntades para competir con el poder de Estados y corporaciones.

Y nos quieren ganar ese espacio también. Primero en casa, y ahora en todas partes (nada es casual).

Pues, tal y como los administradores de WordPress nos dicen en el siguiente vídeo, eso jamás ha de pasar. Si dejamos que internet tenga fronteras, se centralice y se monetarice se acabó internet. Protestar contra leyes inadmisibles es el primer paso. Adoptar estándares abiertos y software libre, compartir libremente y añadir valor a la red desde la ética hacker y cada uno desde su dominio digital deben ser los siguientes pasos necesarios para acabar con el monstruo que da sus últimos coletazos.

De momento, WordPress nos recuerda que, sólo sus usuarios, son 60 millones de personas… que no nos debemos quedar calladas, because they’ll go as far as we’ll let them.

Ahí va:

15o united for #globalchange

Internet somos nosotros… no Steve Jobs

El otro día Versvs publicaba un post-resumen perfecto de lo que está pasando en Internet… Hoy, la muerte de Steve Jobs ha puesto de rodillas a el mundo entero. El mediático, el 2.0, el político y el espiritual… No es que sea una estrella del rock, un futbolista o un gurú. Siendo pionero, teniendo grandes ideas y llevando su empresa al control absoluto y a marcar la tendencia en tecnología móvil Steve Jobs es, entre otras cosas, uno de los principales defensores de un internet privativo, restringido y controlado por los proveedores, de servicios y de contenidos. Es por ello que, que el mundo se haya rendido a sus pies, por mas que nos duela, sólo puede dar miedo. Invito a todos a re-leer el post de Versvs y a ver el siguiente vídeo, incluido en el post, que nos recuerda que Internet somos (y la hemos hecho entre) todos. Y que si cuatro corporaciones (Apple, Google, Facebook y Twitter) se convierten en únicos canales de interrelación entre nosotros estamos bien jodidos. Internet ya no seremos nosotros, serán ellos, dejándonos hacer lo que ellos quieran.

Me gustaría pensar que si hubiera sido Tim Berners-Lee el fallecido la comunidad cibernética se hubiera sentido tan en duelo como hoy. Pero, seguro, no hubiera sido así. No queda más que seguir intentando inculcar que internet es de todos, la hacemos todos y todos tenemos un compromiso con su mantenimiento, enriquecimiento y vigilancia de los excesos que contra ella se cometan.

El video:

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