Estoy muy contento de no tener que fumarme el «debate de investidura» a través de Twitter. A golpe de eslogan. De enterarme de las cosas al día siguiente con reposo y desde distintas ópticas. Lo que esperaba leer es que se produjo un debate más o menos teatralizado en torno a las propuestas del acuerdo entre PSOE y C’s y por qué cada punto es moral/inmoral, util/inútil, viable/inviable, prioritario/no prioritario. Pero no, al parecer sólo hubo teatralizacion. Cuando pensábamos que la TV había muerto, ahora los debates de investidura y los mítines no están diseñados para ser retransmitidos en 5 minutos de entrada en el telediario, sino para ser retransmitidos, máximo en 140 caracteres, en timelines fuertemente endogámicos. Nada de matices, honestidad, generosidad y voluntad de construir un país mejor, sino única y desgraciadamente para quienes nos gusta el arte de debatir, de convencer y ser convencido, pura escenificación. No hubo debate de investidura, hubo congreso de tuitstars. Política de la adhesión.