Hay asociaciones para todo. Y uno llega a pensar que las asociaciones, todas, tienden a la masonería. Tienden a explotar un supuesto objetivo que no tiene por qué ser común a sus miembros, altruista o no para, al final, acabar anteponiendo su perpetuación a la consecución del objetivo que, teóricamente, las justifica y por el que fueron creadas. O incluso sobreviven a él.

Y no es que uno desconfíe. Es que cree que es su inevitable sino. Crear o perpetuar algo dónde uno se siente seguro es fácil. Finiquitarlo no tanto. Especialmente cuando la pertenencia supone pan.

Podrían hacerse estudios sobre el dinero dedicado a captar socios y el valor de los objetivos conseguidos. Pero prefiero especular desde la azotea de haber estado en unas cuantas.

Y no reniego, las mías siguen protegiéndome y, por tanto, alimentadas. Las grandes consiguen cosas, las pequeñas, la mayoría, generalmente sólo eso, perpetuarse. Otra cosa es lo que consigan sus miembros: reconocimiento, escaparate, trampolín, acogida, etc.

Pero claro, qué es una asociación sino sus miembros. La sinergia, la mezcla, el antagonismo, la combinación y la convivencia, radicalización o atenuación de sus objetivos particulares.
Como máximo las asociaciones son el faro visible para localizar a quienes nos puedan/quieran ayudar o consolar. Las siglas que nos acogen intelectual, laboral, lúdica o físicamente.

Y es por eso que, al ver los amigos de Gera en Facebook, supe para qué había servido (y sigue sirviendo) IFMSA: Para que sus miembros entren y extiendan , sin levantar sospechas, los memes de los derechos, la libertad y el progreso en muchos paises que todavía no saben cómo se sale del pozo. Simplemente actuando como intermediario del intercambio y a través de la universalización del viaje barato y el visado poco sospechoso. Sin que sus miembros sepan que lo único que han conseguido es un objetivo particular y, a priori, poco altruista: viajar.
Los SCO -RP-RA-PH-ME hacen de faro. SCOME y SCOPE de efectores.

Menos mal, ha servido de algo. Ya me siento mejor.