Nuestros ancestros lucharon en favor de uno u otro imperio. Nuestros antepasados en favor de una u otra casa real, dinastía, noble o religión. Nuestros abuelos y padres estaban orgullosos de luchar por la «ideología», eufemismo que describía la adhesión a un corpus doctrinal que podía ser tan hermético, impermeable y rígido como la peor de las religiones. Y dentro de la ideología adoraban a «ideólogos», que llegaron a ser tan autoritarios como el peor de los reyes o nobles. Nuestros padres llegaron a describirse a sí mismos en función del «ideólogo» favorito: Trotskista, Leninista, Peronista…

Nosotros heredamos a nuestros padres y luchamos, todavía ideología en mano, muy en genérico, contra la guerra y el terrorismo, pero todavía inconscientes…

…hasta que llegan los jóvenes de hoy que,  por primera vez en la historia, han entendido que el problema son, precisamente, los líderes y jerarquías, las estructuras de poder, del tipo que sean. Si es cierto «el viejo lema ciberpunk» de que bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder, con su defensa del individuo, la transparencia y el acceso libre a la información y el conocimiento, si tienen éxito, serán los primeros en conseguir la plena democracia: transnacionalidad en su naturaleza, organización distribuida en su estructura, acceso libre en su filosofía e individualismo en sus acciones.

Aquí los tenéis.:

Anonymous Declaration of Freedom from Kate Morrigan on Vimeo.

Por primera vez en la historia, los jóvenes de hoy, luchan por la plena libertad…