A cuento de manifestaciones y de réplicas en el apocalíptico diario de la desgraciadamente así considerada ortodoxia liberal, en un lamentable atropello de prejuicios y generalizaciones conspiranoicas, el señor que escribe, juez y parte de lo analizado, define y sentencia: NIÑATOS.
Ya que oteamos…avistemos: soberbia.
Ya que juzgamos…senteciemos: niñatos: aquellos que, por encima de todos los demás, logran sacar plaza en la facultad más difícil de conseguir, con la única ventaja a priori de su MÉRITO (liberal virtud). Sí, en un sistema público, pero del que todo el mundo puede formar parte.
Llenémonos la boca: LIBERTAD (que todos defendemos), entendida como la capacidad de plantar una facultad donde me de la gana, con el sólo requisito a la puerta de la pasta, panoja, plata y haciendo uso de los hospitales PÚBLICOS para el desarrollo curricular exigido, menoscabando el espacio de los que llegaron por MÉRITO y amontonando pre-residentes en los hospitales PÚBLICOS de los que se sirven, por segunda vez ya, para proporcionar a sus adinerados estudiantes una educación médica integral.
Podríamos debatir infinito sobre la pertinencia o no de otro sistema. Con lo que hay, el que quiera formar gente que lo pague todo, enterito, prácticas, clases y residencia, sin evangelizar sobre la libertad mientras la maltratan aprovechándose, finalmente, del estado, en menoscabo de los que sacamos más de un 8 en nuestro curriculo pre-universitario. Y esto que yo propongo para los que se sienten coartados en su voluntad empresarial, que cuesta dinero, pero no es nuevo (Clínica Universitaria de Navarra), no es lo que quiere el ideólogo Morote. Quiere tomarnos el pelo y, de paso, hablar, con rigor envidiable, del DDT y la malaria.