Radica profunda y es sabia por anciana. Deja que la interpretemos sin perder identidad, aunque sea de forma aberrante. A veces castiga de forma inmerecida y puede sorprender aún siendo previsible. Gratifica cuando debe, aunque a veces sea injusta. Sirve para todo y ha perdido valor literario y, por tanto, épica. Ha ganado de largo la batalla contra la razón, a quien condiciona y desequilibra hasta deshacerla. Adopta formas y colores que pueden ser deseados o avergonzar o indignar o hacer reir. A veces es mierda pura. La mayor parte, buena o mala, pero adecuada. Se sirve de celofán en las bodas y dentro de la cama se llama pelo, sudor, caricia.Es libre, es mala, es esencial. Pero no es, ni causa, una afasia:

Alfredo Landa en los Goya. 2 minutos de afasia (emoción, para los rigurosos):